Jon
Juanma **
Palabras
clave:
Nepal,
democracia,
comunismo,
soberanía,
revolución.
1.
Introducción
2.
Guerra
Civil
o
“Guerra
Popular”
3.
Acuerdo
de
paz
4.
Elecciones
de
2008
5.
Asamblea
Constituyente
y
gobiernos
frágiles
(2008/2012)
6.
Reflexiones,
entre
el
comunismo
y
el
capitalismo:
sistema
interestatal
y
bloque
histórico.
El NOMT y la Tercera Guerra Mundial.
- Introducción
Nepal
es
un
país
asiático
situado
entre
China
e
India,
cercano
al
Reino
de
Bután
y
la
República
Popular
de
Bangladesh.
Con
una
población
de
casi
30
millones
de
habitantes
repartidos
en
147.181
Km2
(CIA,
2012),
la
mayoría
de
su
población
vive
en
el
campo
(el
80%)
si
bien
tiene
importantes
núcleos
urbanos
como
la
capital
Katmandú
con
más
de
dos
millones
de
habitantes.
Desde
hace
siglos
ha
sido
un
país
que
ha
oscilado
entre
periodos
de
autarquismo
y
otros
de
pertenencia
semicolonial
a
la
órbita
injerencista
de
la
India.
Todavía
hoy
Nepal
mantiene
esa
dualidad
en
sus
estructuras,
en
tanto
inscrito
por
un
lado
a
la
economía-mundo
capitalista,
pero
en
donde
una
parte
importante
de
su
población
rural
continúa
sometida
a
un
orden
de
relaciones
sociales
de
corte
feudal-capitalista.
No
en
vano,
el
país
estuvo
gobernado
por
una
monarquía
absolutista
hasta
hace
menos
de
una
década.
En
el
presente
trabajo
daremos
cuenta
de
la
lucha
de
gran
parte
del
pueblo
nepalí
por
la
República,
la
democracia
y
el
socialismo,
como
herramientas
necesarias
para
alcanzar
la
ansiada
soberanía
nacional.
Además,
cuestionaremos
si
este
objetivo
es
alcanzable
dentro
de
un
sistema
interestatal
de
economía
capitalista
altamente
mundializado.
Señalaremos
también
cómo
la
lucha
de
clases
sigue
siendo
uno
de
los
motores
de
la
historia,
junto
a
la
necesidades
de
reproducción
social
de
los
individuos.
Y
ello
pese
a
los
elucubraciones
contrarias
de
una
historiografía
posmodernista
y
eurocéntrica
que
ahora
recula
bajo
el
peso
de
una
realidad
gobernada
por
los
recortes
y
las
deudas
externas.
También
por
la
asfixia
de
los
presupuestos
de
las
universidades
donde
todavía
laboran
no
pocos
de
esos,
otrora,
laureados
autores.
- Guerra Civil o “Guerra Popular”
El
13
de
febrero
de
1996,
el
Partido
Comunista
de
Nepal
(Maoísta)
declaraba
la
“Guerra
Popular”
a
la
monarquía
nepalesa,
buscando
la
proclamación
inmediata
de
la
república
y
la
construcción
de
una
democracia
popular
maoísta
.
Poco
a
poco,
el
ejército
insurgente
fue
controlando
más
y
más
territorios
en
el
campo
si
bien
las
ciudades
permanecieron,
en
los
primeros
años,
ajenas
a
su
influencia.
En
las
urbes,
la
mayor
influencia
la
tenían
el
Congreso
Nepalí
(CN)
y
el
Partido
Comunista
de
Nepal-Unificación
Marxista
Leninista
(PCN-UML).
El
primero,
un
partido
centrista
con
un
pasado
socialdemócrata
(adscrito
a
la
II
Internacional)
que
ahora
practicaba
un
discurso
económico
neoliberal
y
el
segundo,
pese
a
su
“revolucionario”
nombre,
un
partido
de
corte
socialdemócrata
de
izquierdas.
Ambas
formaciones
se
alternarían
en
el
poder
gubernamental
compartido
con
el
Rey
en
esta
década
de
guerra
(1996/2006).
En
el
año
2001,
justo
en
el
ecuador
del
conflicto
armado,
se
produce
un
hecho
muy
importante
para
la
pérdida
del
apoyo
popular
a
la
monarquía:
la
masacre
de
la
familia
real.
El
príncipe
heredero
Dipendra,
después
de
una
noche
de
alcohol
y
cocaína,
mata
a
su
padre
y
a
todos
los
herederos
directos
por,
según
fuentes
oficiales,
razones
de
índole
sentimental.
El
príncipe
asesino
también
queda
malherido
por
el
fuego
cruzado
y
pocos
días
después
fallece
en
el
hospital.
Como
consecuencia
de
ello,
el
Rey
Gyanendra,
hermano
del
anterior
monarca
asesinado
y
para
muchos
autor
intelectual
de
la
masacre,
es
proclamado
Rey
de
Nepal.
El
nuevo
monarca
tenía
un
perfil
todavía
más
reaccionario
que
el
anterior
y
pronto
lo
demostraría
asumiendo
plenos
poderes
desplazando
del
gobierno
a
los
dos
partidos
legales
mayoritarios:
el
Congreso
Nepalí
y
los
marxistas-leninistas.
Ante
el
fin
del
parlamentarismo
se
produjeron
diversas
protestas
simbólicas
de
EUA
y
la
UE
que
retiraron
a
su
personal
diplomático,
sin
interrumpir,
sin
embargo,
la
actividad
económica
con
el
brutal
régimen
monárquico
(por
aquel
entonces
todavía
garante
de
un
Estado
confesional
hinduista).
Los
partidos
políticos
legales,
desde
el
centro
a
la
izquierda
del
espectro
político,
fueron
adquiriendo
una
posición
más
de
crítica
frontal
contra
la
monarquía
y
se
sumaron
a
huelgas
convocadas
por
la
guerrilla
insurgente,
cada
vez
más
poderosa.
Estas
movilizaciones
tuvieron
una
amplia
incidencia
en
las
principales
ciudades
y
en
la
capital
del
país.
Durante
la
guerra
civil
los
maoístas
se
financiaron
mediante
el
robo
de
bancos
y
la
extorsión
de
capitalistas,
terratenientes
y
“reaccionarios”
junto
a
la
ayuda
de
organizaciones
guerrilleras
y
populares
solidarias
con
su
causa,
repartidas
principalmente
por
el
sureste
asiático
(Cruz,
2012).
En
las
zonas
que
controlaron
los
maoístas
se
produjeron
colectivizaciones
de
latifundios
y
se
establecieron
gobiernos
populares
como
hizo
la
guerrilla
de
Mae
Zedong
en
la
Guerra
Civil
China.
La
situación
de
la
mujer
sufrió
un
cambio
radical
al
ser
empoderadas
como
miembros
con
iguales
derechos
que
los
hombres.
No
en
vano,
cabe
recordar
que
el
40%
de
la
guerrilla
estaba
compuesta
por
mujeres.
Esto
produjo
cambios,
aunque
tímidos,
al
otro
lado
de
las
trincheras,
pues
el
ejército
monárquico
tuvo
que
aceptar
mujeres
si
bien
estas
adoptaron
roles
secundarios
y
a
penas
llegaron
al
5%
del
total
de
sus
miembros.
Además
de
las
clásicas
estrategias
de
propaganda
maoísta,
como
difusión
de
panfletos,
cartelería,
banderas,
etc;
es
de
resaltar
el
uso
que
hicieron
de
las
nuevas
tecnologías
como
Internet,
mediante
el
cual
pudieron
captar
la
solidaridad
financiera
de
agrupaciones
maoístas
hermanas.
Incluso
el
Comité
Central
llegó
a
realizar
un
videoclip
musical
que
fue
distribuido
por
la
Red
para
animar
a
los
nepalíes
a
unirse
a
la
guerrilla.
Justo
al
mismo
tiempo
que
Estados
Unidos
declaraban
a
los
maoístas
como
organización
terrorista
internacional.
- Acuerdo de paz
En
2006,
después
de
una
huelga
de
tres
semanas
protagonizada
por
los
maoístas
junto
a
los
partidos
legales
democráticos,
el
rey
se
vió
obligado
a
restablecer
el
parlamentarismo,
y
el
PM
Koirala
del
CN
junto
a
Prachanda,
líder
de
la
guerrilla
maoísta,
alcanzaron
un
acuerdo
de
paz.
El
rey
Gyanendra,
aunque
no
es
depuesto,
deja
de
ser
jefe
de
Estado
con
la
aprobación
de
una
Constitución
interina.
El
acuerdo
también
fue
auspiciado
por
la
ONU
que
se
comprometió
con
una
misión
de
paz
a
vigilar
su
cumplimiento.
Los
insurgentes
se
acantonaron
a
la
espera
de
su
incorporación
al
ejército
y
entregaron
las
armas
que
fueron
depositadas
en
contenedores
vigilados
por
la
ONU.
Los
principales
partidos
y
el
monarca,
se
comprometieron
a
realizar
unas
elecciones
para
formar
una
Asamblea
Constituyente
que
redactara
una
nueva
constitución.
- Elecciones de 2008
Las
elecciones
del
20
de
abril
dieron
la
victoria
a
los
exguerrilleros,
para
sorpresa
de
propios
y
extraños.
El
PCN(m)
quedó
como
primera
fuerza
del
país
obteniendo
229
de
los
601
escaños
de
la
Asamblea.
En
segundo
y
tercer
lugar
quedaron
el
Congreso
Nepalés
con
115
y
108
votos
respectivamente.
Si
bien
las
diferencias
no
fueron
tan
grandes
en
porcentaje
de
votos,
los
resultados
dejaron
meridianamente
claro
que
el
pueblo
nepalés
apoyaba
a
las
fuerzas
de
la
(llamémosle)
“izquierda
amplia”
(desde
el
centro-izquierda
de
los
marxistas-leninistas
a
los
maoístas
ortodoxos).
La
izquierda
amplia
obtuvo
un
total
de
más
de
6.200.000
votos.
Mientras
que
al
lado
opuesto
del
espectro
político,
la
derecha
amplia
(desde
el
centro-derecha
del
CN
a
la
extrema
derecha
monárquica)
no
alcanzaron
los
tres
millones,
cifra
que
los
maoístas
por
sí
solos,
superaron.
De
este
modo,
una
amplia
mayoría
del
pueblo
nepalés
mostraban
un
deseo
de
ruptura
con
lo
que
había
sido
la
política
nepalí
hasta
la
fecha.
Siguiendo
este
deseo,
la
Asamblea
Constituyente
votó
por
la
abolición
de
la
monarquía
en
mayo
de
ese
mismo
año,
poniendo
fin
a
más
de
249
años
de
gobierno
de
la
Dinastía
Shah.
El
ex
monarca
Gyanendra
se
retiraría
a
su
palacio
de
verano
con
un
séquito
de
protección
policial
permanente
a
cargo
del
Estado
y
afirmaría
su
intención
de
“vivir
como
un
ciudadano
nepalí
más”.
En
realidad
Gyanendra
quedaría
como
reserva
en
el
banquillo
de
jugadores
que
tanto
la
India
como
Estados
Unidos
conservan
en
el
tablero
nepalí.
Los
motivos
de
la
hegemonía
de
la
izquierda
en
Nepal
no
hay
que
buscarlos
simplemente
en
los
factores
objetivos
de
pobreza
y
desigualdad
del
país
o
su
clásico
papel
de
semicolonia
de
la
India.
Hay
que
analizar
también
la
cultura
nepalesa
y
su
tradición
religiosa,
sus
costumbres
comunitarias
propias
de
una
sociedad
agraria
que
se
siente
más
identificada
con
la
cosmovisión
comunista
que
con
la
individuación
ofrecida
por
el
capitalismo
y
su
fetichismo
alienador.
Todo
ello
permite
que
la
prédica
comunista
haya
calado
en
su
población,
aumentando
exponencialmente
su
presencia
desde
los
años
noventa.
Como
ya
hemos
señalado,
los
maoístas
también
han
sido
muy
hábiles
aprovechando
las
nuevas
tecnologías
para
crear
lazos
de
solidaridad
y
financiación,
a
la
par
que
se
mostraron
inclusivos
con
las
tradiciones
(también
religiosas)
de
amplios
sectores
de
la
población.
- Asamblea Constituyente y gobiernos frágiles (2008/2012)
Desde
la
formación
de
la
Asamblea
Constituyente
en
2008
hasta
el
presente,
los
partidos
mayoritarios
no
ha
conseguido
redactar
una
nueva
constitución.
Durante
estos
cuatro
años
se
han
sucedido
una
seria
de
gobiernos
frágiles
que
no
lograron
adelantar
en
ningún
aspecto
del
Acuerdo
de
Paz,
al
menos
hasta
la
llegada
del
actual
Primer
Ministro
Bhattarai.
Hasta
ese
momento
se
habían
sucedido
los
gobiernos
de,
en
primer
lugar,
Prachanda
(líder
de
los
maoístas
desde
la
guerrilla
hasta
el
presente),
el
cual
tuvo
que
dimitir
debido
a
que
el
Presidente
conservador
de
la
República,
se
negó
a
expulsar
del
Ejército
a
su
General
en
Jefe
pese
a
estar
incumpliendo
de
modo
flagrante
el
Acuerdo
de
Paz.
Posteriormente
vendrían
dos
gobiernos
de
corta
duración
encabezados
por
los
marxistas-leninistas
con
apoyo
parlamentario,
primero,
del
Congreso
Nepalés,
y
más
tarde,
de
los
maoístas.
Finalmente
en
2011,
le
tocaría
el
turno
al
maoista
Bhattarai.
Este
consiguió
avanzar
mucho
la
incorporación
de
los
exguerrilleros
a
las
fuerzas
de
seguridad
del
Estado
y
la
vida
civil,
si
bien
tuvo
sus
costes
entre
las
bases,
pues
a
ojos
del
ala
izquierda
maoísta,
Bhattarai
es
un
reformista
que,
durante
su
gobierno,
no
ha
hecho
sino
ceder
con
las
élites
nepalíes
y
las
fuerzas
imperialistas.
Lo
más
interesante
de
este
periodo
fue
que
cuando
los
maoístas
no
estuvieron
en
el
gobierno
consiguieron
una
movilización
permanente
de
las
masas
que
les
permitió
derrocar
gobiernos
de
los
marxistas-leninistas
y
mantener
una
guerra
de
posiciones
en
la
sociedad
civil
que
los
empoderó
no
sólo
en
la
política
nepalí
sino
entre
sus
bases.
Mientras
que
en
sus
breves
estancias
encabezando
gabinetes
gubernamentales
se
produjo
un
alejamiento
de
las
bases
con
respecto
a
los
líderes.
De
hecho,
una
de
las
razones
de
la
vuelta
a
los
maoístas
al
gobierno
fue
que
las
tradicionales
clases
dirigentes
nepalíes
y
el
gobierno
indio
los
consideraban
menos
peligrosos
con
responsabilidades
gubernamentales,
que
sin
ellas.
Cuestión
que
en
general
suele
ocurrir
internacionalmente
con
la
mayoría
de
izquierdas
en
el
poder.
Enfrentadas
a
un
sistema
socioeconómico
contrario
a
sus
bases
programáticas,
deben
lidiar
con
lo
posible
de
lo
deseable,
más
la
corrupción
que
siempre
danza
con
gran
soltura
en
los
espacios
del
poder.
En
especial
en
los
tiempos
actuales
de
globalización
ultraliberal
donde
los
capitales
y
ciertos
individuos
detrás
de
poderosas
corporaciones
transnacionales
tienen
un
poder
que
hace
aritméticamente
muy
sencillo
doblegar
voluntades
políticas
individuales
a
cambio
de
cifras
con
muchos
ceros,
lo
que
conocemos
bajo
el
nombre
de
corrupción.
Sugeriremos
una
ilustración
a
modo
de
ejemplo.
El
hombre
más
rico
del
mundo,
según
Forbes,
es
el
mexicano
Carlos
Slim.
Si
la
diferencia
de
la
riqueza
entre
Slim
y
un
asalariado
español
medio
se
midiera
por
peso,
el
trabajador
español
llegaría
al
gramo,
como
las
hormigas;
mientras
que
el
magnate
mexicano
alcanzaría
las
dos
toneladas
y
media,
como
un
gran
hipopótamo.
¿Pueden
un
hipopótamo
y
una
hormiga
regirse
por
las
mismas
reglas
políticas?
Las
posibilidades
de
corrupción
(o
aplastamiento)
se
agravan
dentro
de
un
contexto
de
polarización
social
donde
a
los
pueblos
no
se
les
ha
dotado,
después
de
más
de
un
siglo
de
democracias
representativas,
de
nuevas
herramientas
que
posibiliten
democracias
de
base
permanentes
y
multidireccionales.
Es
necesario
superar
la
pobreza
cívica
que
significa
votar
cada
cuatro
años
con
leyes
electorales,
además,
amañadas.
Es
un
insulto
para
la
especie
que
los
medios
de
producción
hayan
avanzado
tantísimo
desde
el
siglo
XIX,
y
en
cambio
sigamos
con
parecida
superestructura
política
a
la
que
posibilitó
el
primer
sufragio
universal
en
Nueva
Zelanda
en
1893.
La
implementación
de
estas
nuevas
herramientas
democráticas
es
perfectamente
posible
con
el
actual
desarrollo
de
la
informática
y
los
medios
de
comunicación.
Sólo
falta
la
voluntad
política
para
alcanzar
esa
democracia
de
nuevo
tipo
que
haga
efectiva
la
soberanía
que
teóricamente
consagran
las
leyes,
pero
niegan
los
mercados.
Retomando
la
última
hora
de
la
realidad
nepalí
cabe
señalar
que
a
finales
de
mayo
el
Primer
Ministro
maoísta
Bhattarai
disolvió
la
Asamblea
Constituyente
al
vencer
un
nuevo
plazo
límite
para
redactar
la
constitución.
Ante
la
imposibilidad
de
llegar
a
acuerdos
entre
los
principales
partidos,
Bhattarai
anunció
nuevas
elecciones
para
noviembre
próximo.
La
situación
es
sumamente
caótica,
pues
mientras
que
la
derecha
acusa
a
Bhattarai
de
querer
implantar
una
dictadura
comunista;
el
ala
izquierda
de
su
partido
dirigida
por
el
excomandante
guerrillero
Kiran
lo
acusan
de
“neorevisionista”.
Además,
Kiran
y
los
suyos
se
han
escindido
junto
a
un
tercio
de
los
diputados
para
formar
un
nuevo
partido
maoísta
“revolucionario”.
Por
su
parte,
el
Presidente
de
los
maoístas,
Prachanda,
también
se
suma
a
las
peticiones
de
dimisión
de
Bhattarai,
amenazándolo
con
expulsarlo
del
partido
si
se
niega.
En
este
escenario
India
y
China
están
muy
nerviosas.
India,
realizando
maniobras
militares
fronterizas
y
moviendo
sus
hilos
con
sus
partidos-marionetas
(como
el
CN),
temerosa
de
que
la
relación
entre
su
guerrilla
maoísta
(los
naxalitas)
y
los
maoístas
nepalíes
vuelvan
a
buen
cauce
vía
Kirán,
complicándoles
sus
políticas
contrainsurgentes.
Por
su
parte,
el
gobierno
chino
está
muy
molesto
por
la
escisión
maoísta,
como
le
hizo
saber
a
un
destacado
dirigente
de
los
“maoístas
revolucionarios”
en
visita
a
Beijing.
Los
“díscolos”
de
Kiran
están
poniendo
en
peligro
la
estabilidad
de
los
negocios
chinos
acordados
con
el
gobierno
de
Bhattarai,
como
es
el
caso
de
la
construcción
de
una
gran
hidroeléctrica
valorada
en
1.600
millones
de
$.
- Reflexiones, entre el comunismo y el capitalismo: sistema interestatal y bloque histórico. El NOMT y la Tercera Guerra Mundial.
En
un
mundo
totalmente
interconectado
por
el
mercado
mundial,
más
que
nunca
antes
en
la
historia,
lograr
la
soberanía
basándose
en
el
concepto
de
Estado-nación
heredado
del
Tratado
de
Westfalia
nos
parece
simplemente
imposible.
También
les
parecía
de
este
modo
a
Marx
y
a
Engels
cuando
afirmaban
en
el
Manifiesto
Comunista
que
el
mercado
mundial
rompía
todas
las
barreras
nacionales
y
que
la
revolución
debería
triunfar,
para
sobrevivir,
en
varios
de
los
países
más
desarrollados.
Posteriormente
este
internacionalismo
fue
también
una
premisa
clave
de
la
III
Internacional
hasta
que
se
impuso
la
ideología
estalinista
de
la
revolución
en
un
solo
país.
La
cual
obligó
a
los
partidos
comunistas
más
importantes
a
tener
como
principal
objetivo
no
ya
la
revolución
mundial
sino
la
defensa
de
la
soberanía
de
la
URSS
en
su
particular
camino
hacia
un
comunismo
que,
a
diferencia
de
los
pronósticos
oficiales
del
PCUS
en
los
sesenta,
no
llegaría
a
finales
del
pasado
siglo,
sino
que
se
transmutaría
en
la
conocida
restauración
capitalista
de
Rusia
y
el
resto
de
repúblicas
satélites
.
Un
capitalismo
que,
no
olvidemos,
nunca
abandonó
Rusia
en
tanto
la
URSS
seguía
adscrita
al
sistema-mundo
capitalista
y
a
su
ley
del
valor.
Si
bien
es
cierto
que
la
restauración
capitalista
oficial
llevaría
a
la
privatización
de
amplios
sectores
de
su
economía
y
a
la
afluencia
legal
de
enormes
capitales
procedentes
de
la
mafia
que
se
habían
acumulado
en
el
mercado
negro
de
ciudades
tan
importantes
como
Moscú
o
San
Petersburgo
(antes
Leningrado).
La
imposibilidad
de
la
soberanía
nacional
también
es
reconocida
actualmente por
el
Primer
Ministro
nepalí
Bhattarai,
contra
parte del
maoísmo
predominante
en
su
partido,
cuando
reconoce
la
imposibilidad
de
mantener
una
revolución
comunista
en
un
sólo
país.
Mucho
menos
si
el
país
en
cuestión
es
tan
pequeño
y
empobrecido
como
Nepal;
más
difícil
todavía
si
está
rodeado
de
los
dos
aspirantes
a
potencias
hegemónicas
en
el
Nuevo
Orden
mundial.
Esta
determinación
es
la
que
Bhattarai
denomina
como
“el
sándwich
nepalí”.
Actualmente
nos
encontramos
con
lo
que
venimos
llamando
el
Nuevo
Orden
Multipolar
Transitorio
(NOMT)
que
se
resolverá
cuando
la
nueva
potencia
hegemónica
quede
reconocida
de
facto
por
la
mayoría
del
sistema
interestatal
y/o
supraregional.
Aunque
todavía
es
muy
prematuro
para
prever
un
escenario
de
futuro
con
claridad,
las
mejores
posicionadas
para
conseguir
reemplazar
lo
que
fue
Estados
Unidos
son
indudablemente
China
y
en
segundo
lugar
India,
con
más
de
1.200
millones
de
habitantes
y
un
crecimiento
demográfico
que
pronto
la
convertirá
en
el
país
más
poblado
del
mundo.
Pero
tanto
China
como
India
tienen
crecientes
problemas
internos
relacionados
con
el
auge
de
la
ideología
maoísta,
lo
que
puede
dificultarles
su
camino
hacia
la
hegemonía.
India,
como
reconoció
su
Primer
Ministro
Manmohan Singh,
tiene
en
los
naxalitas
(guerrilleros
maoístas
indios)
el
principal
peligro
para
su
fortaleza
estatal.
Por
su
parte
China,
debido
a
las
crecientes
protestas
y
revueltasde
sus
trabajadores,
está
viendo
un
auge
de
un
sector
maoísta
del
Partido
Comunista,
que
poco
a
poco
fortalece
sus
anteriores
posiciones
minoritarias
frente
a
los
clásicos
reformistas
del
“socialismo
de
mercado”
de
tercera
y
cuarta
generación,
inspirados
en
Deng
Xiaoping.
Si
bien
es
cierto
que
a
veces
este
reconocimiento
no
es
pacífico,
ni
mucho
menos
automático.
Se
producen
retrasos
y
tiene
mucho
que
ver
con
el
nivel
de
lucha
de
clases
mantenido
por
la
clase
obrera
china.
Como
lo
demuestran
los
asesinatos
de
varios
líderes
maoístas
regionales
(como
dirigentes
medios
y
alcaldes)
muy
queridos
por
su
población
debido
a
su
lucha
contra
la
mafia
y
en
favor
de
políticas
progresivas
de
redistribución
entre
las
rentas
del
trabajo
y
las
del
capital.
Una salida de la élite gobernante china, para evitar la lucha de
clases en el interior de su país, es desplazarla geográficamente
intensificando sus políticas imperialistas en otros países,
explotando a los trabajadores extranjeros. O sea, lo que han venido
haciendo EUA y Europa desde el final de la II Guerra Mundial, pero al
revés.
¿Qué
posibilidades
tiene
Nepal
de
alcanzar
la
soberanía
en
este
escenario?
En
nuestra
opinión,
ninguna.
Pero
es
que
si
analizamos
sintéticamente,
la
estructura
interna
internacional,
veremos
que
las
cosas
se
complican
todavía
más.
El
país donde nació Buda
se halla inserto en un nodo explosivo de la actual red de
interdependencias del sistema-mundo capitalista. Como
afirma
Chase-Dunn
sólo
un
sistema-mundo
socialista
y
democrático
podría
entregar
a
los
pueblos
la
soberanía
que
nunca
han
disfrutado
plenamente
y
que
en
nuestros
días
es
negada
por
el
capital
financiero
y las políticas imperialistas.
Desde
que
comenzó
la
crisis
mundial
a
mediados
de
2007
estamos
cansados
de
ver
cómo
los
gobiernos
se
han
dedicado
a
salvar
a
los
principales
bancos,
inyectando
dinero
que
procede
de
lo
negado
con
los
recortes
a
las
clases
populares.
Políticas
de
abaratamiento
de
la
fuerza
de
trabajo
dictadas
por
los
gobiernos
burgueses
que
están
sometiendo
a
poblaciones
enteras
desde
Canadá
a
Grecia,
pasando
por
España
y
Portugal.
La
escisión,
convertida
en
antagonismo
de
larga
duración,
existente
entre
la
soberanía
proclamada
en
las
constituciones
y
la
enterrada
por
los
mercados,
entre
humanismo
e
irracionalidad,
racionalidad
y
crisis
de
sobreproducción,
democracia y plutocracia,
proyecto
socialista
y
capitalismo,
continua
ampliándose
hasta
nuestros
días
trazando
una
brecha
que
puede
desembocar
en
la
posibilidad
de
vivir
una
bifurcación
histórica
en
el
sistema,
tal
como
señalan
Wallerstein
o
Minqi
Li.
Ello
significaría
la
posibilidad
de
poder
elegir.
De
nosotros
dependerá
qué
futuro
sistema
reemplazará
al
actual:
si
uno
todavía
más
desigual
donde
la
hegemonía
se
consiga
intensificando
las
políticas
de
coerción
(en
especial
en
Europa),
o
por
el
contrario,
otro
más
democrático
e
igualitario.
Según
la
correlación
de
fuerzas
internacionales
que
exista
en
el
momento
clave
de
la
bifurcación
del
bloque
histórico,
entre
las
clases
populares
con
conciencia
y
las
masas
pasivas
manipuladas
por
las
élites
capitalistas,
la
balanza
se
decantará
hacia
un
lado
u
otro.
Dentro
de
la
opción
negativa
hay
que
destacar
la
posibilidad
de que
se
produzcan nuevas guerras regionales que pudieran desembocar en una guerra
mundial de nuevo tipo, pues la “destrucción creativa” siempre ha
sido una buena salida para que los gobiernos burgueses desplacen
temporal y geográficamente las contradicciones inherentes del
sistema. Todo ello acontecerá, claro está, si las fuerzas populares
volvemos a perder la batalla por la hegemonía en el momento clave,
como ocurrió al estallar la I y la II Guerra Mundial. Nepal
podría
ser
escenario
bélico
de
este
conflicto
internacional,
en
especial
si
India
y
China
se
enfrentaran
en
diferentes
bandos,
lo
que
ocurriría
con
bastante
probabilidad.
En
ese
caso,
las
fuerzas
maoístas
nepalíes
e
indias
se
posicionarían
con
China
(y muy posiblemente junto a Rusia) frente
a
la
alianza
indio-estadounidense,
especialmente
si
no
vieran
posibilidades
objetivas
para
la
revolución
socialista
mundial.
China y Rusia vienen dando pasos los últimos meses en relación a
esta alianza contra EUA y sus aliados y los gestos de estrategia
militar preconflicto se precipitan, junto a las declaraciones de
altos dirigentes políticos y del ejército chino ante la creciente
situación de conflicto en Oriente Medio. Ya se han producido declaraciones y publicaciones oficiales chinas donde el gigante
asiático se prepara para una eventual guerra.
La
historia
de
Nepal
de
los
últimos
veinte
años,
para
bien
y
para
mal,
puede
ser
ilustrativa
de
los
convulsos
tiempos
que
nos
esperan
bajo
esta
nueva
crisis
de
la
economía-mundo
capitalista.
Quizás
tengamos
que
aprender
mucho
de
los
errores
y
los
aciertos
nepalíes.
Del
mismo
modo
que
muchos
aprendieron
de
un
país
empobrecido
e
insignificante
como
España,
en
el
sistema-mundo
de
los
años
treinta
del
siglo
pasado,
cuando
durante
su
Guerra
Civil
se
convirtió
en
terreno
de
pruebas
de
las
potencias
que
se
enfrentaron
más
tarde
en
la
II
Guerra
Mundial.
Ojalá
Nepal,
junto con Siria o Irán,
no
se
conviertan
esta
vez
en
unas
de
las
cobayas
de
la
III
Guerra
Mundial.
Por
ello
debemos
estar
muy
atentos
al
acontecer
asiático,
donde
en
razón
a
una
acumulación
acelerada
de
capitales,
se
está
jugando
el
futuro
de
la
humanidad.
Los
tiempos
de
hegemonía
euroestadounidense
son
historia
del
pasado,
ahora
deberemos
decidir
con
nuestro
trabajo
y
compromiso
diario,
si
la
historia
del
futuro
estará
marcada
por
el
socialismo
mundial,
o
por
la
barbarie.
*
El presente trabajo es una versión ligeramente modificada de la
exposición “Nepal,
crisis
permanente
en
la
cima
del
mundo:
monarquía,
república,
democracia
y
soberanía
entre
dos
superpotencias
asiáticas.”
presentada
en la Universidad Complutense de Madrid, en el I Congreso de
Gobernanza y Asuntos Públicos, a principios de julio de 2012.El
presente artículo fue publicado el 10 de agosto de 2012 . Tiene
derechos Creative Commons pudiendo ser reproducido libremente en
cualquier lugar siempre que se conserve la totalidad del texto, la
estructura, se cite la autoría y no exista ánimo de lucro.
**
Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez,
investigador y doctorando en la Universidad de Alicante y la
Universidad Complutense de Madrid, en temáticas de geocultura,
geopolítica, industrias culturales y análisis del sistema-mundo.
Recientemente ha publicado el libro “Nepal, la revolución
desconocida. Crisis permanente en la cima del mundo.” (La Caída,
2012). También es artista plástico y creador del
Sociorreproduccionismo Prepictórico.
Correo:
jonjuanma@gmail.com
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