Clara Zetkin, socialista y marxista alemana, creadora del "Día Internacional de la Mujer". |
Después de la huelga feminista del último 8 de marzo, dos ideas
resuenan en mi cabeza. La primera es que, pese a todo el camino que
queda por recorrer, el feminismo amplio[1]
está más cerca de transformarse en una fuerza hegemónica en la sociedad
española (algo que en la izquierda sucedió hace tiempo). En segundo
lugar, conectado con lo anterior, hay que reconocer lo esencial que ha
sido el apoyo de una parte importante de los medios de comunicación a la
causa. A medio y a corto plazo. No es sólo que los casos de violencia
machista tengan sistemáticamente hueco en gran parte de los telediarios
más vistos o que una parte de la cultura de masas refleje el
empoderamiento de la mujer como consumidora/espectadora a la que hay que
tener en consideración;[2]
es algo mucho más inmediato que ese proceso de acumulación en el
tiempo. Tenemos que ser honestos y reconocer que sin todos los medios
privados “progres” que los días previos a la huelga feminista la
publicitaron incluso animando a las mujeres a secundarla, jamás hubiera habido 6 millones de personas en las calles. Jamás. Sin su apoyo, hubiera sido otra movilización feminista con las y los militantes de izquierda de siempre. Es decir: una minoría.[3]
En este sentido, apremia que desde la izquierda (y el feminismo como
parte integrante de ella) superemos esa ingenuidad infantil que ve los
medios privados “progresistas” como agentes aliados de nuestras causas.
Es necesario entender que los grandes medios privados sean “de
izquierdas” o “de derechas” están controlados por una oligarquía
mediática conectada con una férrea oligarquía económico-política
transnacional. Una élite capitalista que no apoya algo “porque sí” o
porque considere que es “justo”, sino porque de algún modo le interesa o lo prefiere a otra cosa que pudiera ser más peligrosa para sus intereses de clase.
Esta élite conoce perfectamente el poder que conlleva tener la
propiedad de los medios de producción simbólica (las industrias
culturales). No en vano, son los que producen las ideas, las imágenes e
incluso las melodías que condicionan nuestros anhelos, sueños y límites
de lo deseable: a derecha e izquierda del espectro político. Y esa misma
oligarquía mediática que decidió apoyar la huelga feminista, sabe cómo
utilizarlos perfectamente, sabe cómo utilizarnos. Más en los tiempos del feedback instantáneo y la Big Data.
Buen ejemplo de este uso oportunista e ingenioso de los anhelos
populares fue la irrupción/promoción de Podemos hace casi cuatro años.
Una parte de la oligarquía apoyó a ese otrora inexistente y radical
partido en las elecciones europeas de 2014, antes de que los mismos
medios que lo auparon al imaginario colectivo en detrimento de una
Izquierda Unida que alzaba el vuelo pisándole los talones al PSOE,[4]
decidieran empequeñecer a la organización morada para aupar a
Ciudadanos (otra entidad de origen mediático-político, en su caso,
pensada para el electorado de centro-derecha). Cuatro años después nos
encontramos con que Podemos roza porcentajes de intención de voto
similares a los que las encuestas auguraban a IU, pero la
diferencia es que 1) Podemos está en declive, 2) ha disfrutado de más
tiempo en pantalla que IU en toda su historia y 3) no es un partido
creado por una militancia histórica formada de raigambre marxista
curtida en múltiples batallas político-sociales sino desde una élite
político-mediática.
Da igual las intenciones de sus más o menos ilustrados dirigentes.
Tampoco importa su honestidad. Podemos es un partido con poco músculo en
sus bases (ni tradición ni garantías asamblearias) y a diferencia de IU
(que jamás ha tenido el favor de los medios), su existencia depende mayoritariamente del tiempo que la oligarquía mediática decida dejarlo en las pantallas que condicionan la voluntad política de las mayorías.[5]
Su principal fuente de alimentación proviene de una parte de la élite
de la clase dominante pues no se sustenta (ni puede hacerlo) en una
militancia sólida. Así, tras la (parcial) construcción/destrucción
mediática de Podemos, la oligarquía ha conseguido sortear lo peor que la crisis económica pudiera haberles traído evitando que 1)
ningún comunista de IU/PCE llegase al frente de ningún gobierno local o
autonómico de importancia, por muy socialdemócrata que fuera su praxis,
2) el sorpasso de Izquierda Unida al PSOE y 3)
el difícilmente probable (aunque no descartable) nacimiento o
reconfiguración de una nueva organización anticapitalista surgida de la
unión de las luchas populares que se estaban produciendo antes de la
irrupción de Pablo Iglesias, Errejón y compañía.
Otro
ejemplo de movimientos populares apoyados/utilizados desde los medios
privados para sus intereses de clase ocurrió en 2003 con la Guerra de
Irak, cuando la empresa Mediaset, controlada por el derechista y
multimillonario italiano Silvio Berlusconi, apoyó a las decenas de
millones de ciudadanos que se manifestaron contra la guerra imperialista
de Estados Unidos. Por aquel entonces, el apoyo de Telecinco a las
fuerzas progresistas fue impresionante. Recuerdo cómo en España se
abrían los telediarios con noticias sobre las nuevas movilizaciones que
se tomaban a lo largo y ancho del territorio: universidades, plazas,
centros de trabajo, etc. Pareciese como si de repente, la cadena de
Berlusconi, otrora famosa por “Las Mama Chicho” y “Gran Hermano”, se
hubiera transformado en un medio anticapitalista. Nada más lejos de la
realidad.
¿Cuál era el origen de este apoyo “pacifista” interesado?
Que Berlusconi, por entonces Primer Ministro de Italia, tenía firmados
millonarios contratos entre empresas italianas y el gobierno de Sadam
Husein. Por lo que estaba muy preocupado que con la invasión
estadounidense esos contratos se esfumaran y, con ellos, el capital que
sus amigos empresarios pensaban revalorizar. Semejante a lo ocurrido con
Jacques Chirac y el gran empresariado francés. Nada de “causas
humanitarias” ni de “diplomacia civilizatoria”. Intereses y temores
capitalistas ciertamente prosaicos que se vieron justificados una vez
consumada la invasión. Así es, pues las empresas de Italia y Francia,
junto a las de otros países con gobiernos contrarios a la guerra, fueron
excluidas de la jugosamente rentable destrucción/reconstrucción del
país.[6]
¿Y qué demonios tiene que ver Podemos o la Guerra de Irak con la huelga feminista del pasado 8 de marzo? Que
como apunté al inicio, los medios privados dirigidos a un público
comprendido entre el centro y la izquierda apoyaron con firmeza la
huelga incluso alardeando de que algunas de sus mediáticas presentadoras
la secundarían.[7]
¿Cuándo se ha visto que un medio controlado por el gran capital apoye
una huelga general de trabajadores? ¿Por qué ahora sí? ¿Por algún
“acuerdo secreto” entre la oligarquía mediática y alguna agrupación de
militantes feministas? Por supuesto que no. Pero, entonces, ¿por qué?
En mi opinión, porque el movimiento feminista no luchaba en esa
jornada por ninguna propuesta concreta ni tangible que fuera peligrosa
para el sistema en su conjunto. Todo lo contenido en el “Manifiesto 8M”
eran brindis al sol rodeados de buenas intenciones, excesivas demandas
inconcretas, aseveraciones parcialmente falsas o lemas estéticamente contundentes, pero materialmente
inofensivos, como el “fin de la violencia machista”, los “¡basta ya!”,
las denuncias a la asociación entre el capitalismo y el patriarcado,
etc.[8]
Situación semejante a cuando desde UNICEF o algún ayuntamiento del
signo que sea, se celebran movilizaciones pidiendo “el fin del hambre en
el mundo” con el Imagine de John Lennon cantado por niños
sonando de fondo. Muy bonito sí, pero poco útil. Pues sin propuestas
concretas, no hay soluciones. En otras palabras: la del pasado 8 de marzo fue una huelga sin peligro para los que están en la cima de la pirámide.
Pero sumado a ello se da el hecho de que el feminismo, bien
utilizado/manipulado, como las luchas parciales de cualquier tipo,
tienen la virtud de dividir los esfuerzos de los y las oprimidos por su
emancipación. Y ese es justo el tipo de feminismo que los medios están
apoyando. Si colocas el acento principal de las luchas populares y el
tiempo (cada vez más escaso) de activismo de los militantes en el género
o en la nación, relegas a la clase. Y la clase es la categoría
más inclusiva que une a todos los y las explotados del sistema: hombres y
mujeres, negros y blancos, nativos e inmigrantes, murcianos y
catalanes, religiosos y ateos, heteros y homosexuales, etc. De
hecho, el principal punto que causó iras entre la patronal y los
partidos de derechas en la jornada feminista del 8 de marzo radicaba en
que la protesta tomara la forma de huelga (contenido de clase) y no en
su contenido feminista (que fue apoyado casi por unanimidad).[9]
En este sentido, hay que recordar que nadie ha luchado tanto por los
derechos de las mujeres como el movimiento obrero. No en vano,
celebramos el “Día Internacional de la Mujer” a
propuesta de la socialista y marxista alemana Clara Zetkin (1857/1933). Y
lo hacemos el 8 de marzo porque ese día en 1917 se produjo en Rusia una
manifestación masiva de obreras textiles en Petrogrado que llevó al Zar
Nicolás II a abdicar y al gobierno provisional a garantizar el voto
femenino.[10]
Más aún, ¿sabe quién fue la primera mujer de la historia en gobernar un
país? Curiosamente una socialista, Sirimavo Bandaranaike, que llegó a
primera ministra de Sri Lanka en 1960.[11]
¿Y la primera ministra? Aleksandra Kollontai, comunista en el gabinete
de Lenin tras la Revolución de Octubre de 1917. Todas estas heroínas del
movimiento obrero y la emancipación de la mujer se opusieron al
feminismo burgués como ajeno a sus luchas. En palabras de Zetkin:
El principio-guía debe ser el siguiente: ninguna agitación específicamente feminista, sino agitación socialista entre las mujeres.
No debemos poner en primer plano los intereses más mezquinos del mundo
de la mujer: nuestra tarea es la conquista de la mujer proletaria para
la lucha de clases […] Las reformas que se deben conseguir para las
mujeres en el seno del sistema social existente ya están incluidas en el
programa mínimo de nuestro partido.[12]
Por ello creo que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres
debiera volver a estos orígenes buscando una igualdad real, trabajadora,
materialista. No poner el acento en la división sexual o de género sino
en la unión y la igualdad que no sólo debe ser el fin sino el medio.
Hay que desterrar de los programas políticos de izquierda las
“protestas” para que haya más mujeres en los consejos de administración
de las grandes empresas o por la llamada “discriminación positiva” en la
administración o las organizaciones políticas. Éstas políticas
discriminatorias que pretenden acelerar la igualdad, en realidad
fomentan la desigualdad dañando, dividiendo y enfrentando a una parte de
la clase trabajadora con la otra según sexo (políticas
discriminatorias que, por cierto, provienen de gobiernos liberales de
mitad del siglo XX como los de Kennedy o Nixon).[13]
Lo
que debemos hacer es imitar el ejemplo de luchadoras por la igualdad
como Clara Zetkin, Rosa Luxemburg o Alexandra Kollontai. Todas lucharon
por la igualdad entre sexos, no por ninguna cuota. Y con esa lucha
socialista consiguieron innumerables mejoras materiales para las mujeres
en el propio capitalismo. Es en el camino de la igualdad, todavía no
conquistada, por el que debemos seguir trabajando las y los socialistas
que somos también las y los feministas con clase. En
palabras de Zetkin: “La lucha por la liberación de la mujer proletaria
no puede ser similar a la que la mujer burguesa lleva contra el hombre
de su clase. Al contrario, debe ser una lucha conjunta con el hombre de su clase contra toda la clase capitalista.”[14]
Curiosamente, en esta lucha sincrónica al desarrollo del capitalismo,
este sistema de explotación ha potenciado el aumento de la fuerza de
trabajo femenina debido a que necesita de más trabajadores que subsumir
bajo la forma social de asalariados para incrementar la rotación del
capital y mantener los beneficios. Algo que ya observó Rosa Luxemburg en
1912:
Cada día aumenta el número de mujeres explotadas por el capitalismo,
cada nuevo progreso industrial o técnico crea nuevos puestos de trabajo
para mujeres en el ámbito de la maquinaria del beneficio capitalista. Y
con ello cada día y cada avance industrial supone una nueva piedra en la
firme fundamentación de la igualdad de derechos políticos de las
mujeres. La educación y la inteligencia de la mujer se han hecho
necesarios para el mecanismo económico. La típica mujer del
«círculo familiar» patriarcal ya no responde a las necesidades de la
industria y del comercio ni a las necesidades de la vida política.[15]
Pero simultáneamente, el propio capitalismo también establece límites objetivos a la emancipación femenina. Por
ello, es necesario entender la paradoja dialéctica de que el
capitalismo impulsa a la mujer a liberarse del patriarcado a la vez que
la frena. Lo explicaremos en el siguiente párrafo. Es una
realidad dialéctica y contradictoria que ningún sectario, idealista,
liberal o dogmático puede entender. Y es justo por esa dualidad del
capitalismo respecto a la mujer que no habrá plena igualdad material
entre mujeres y hombres hasta la superación del mismo con el socialismo.
En la sociedad actual, el capital personificado en la figura del empresario (o la empresaria) tiene incentivos económicos objetivos
para contratar o promover a los mejores puestos a los trabajadores que a
las trabajadoras por una razón totalmente pecuniaria, materialista, no
idealista ni ideológica como piensa el feminismo mainstream.
Por ejemplo, una mujer española, si decide tener hijos estará de baja al
menos 4 meses (6 semanas obligatorias después del parto) en que la
empresa le deberá pagar sin extraerle plusvalor (es decir, beneficio
ninguno).[16] Y cuantos más hijos tenga, más meses de pérdidas: no menos de 8 por dos niños, 12 por tres, 18 por cuatro, etc.
Imaginemos que Juan y María son pareja. Tienen idéntica
cualificación, experiencia y capacidad. Ambos trabajan en “Plusvalor
Corporation”, una empresa muy conocida de capital trasnacional con
oficinas por todo el orbe, seguro que también en su barrio. Llegado el
momento, la pareja decide tener hijos. Si la empresa no echa a María
antes de dar a luz por presiones, se ausentará de la misma al menos 4
meses, puede que más. Un tiempo donde será deficitaria para Plusvalor
Corporation desde un punto de vista económico que es el que importa
(recordemos que el fin de una empresa privada es ganar dinero no hacer
un mundo mejor). De este modo, durante un tiempo María será improductiva
como asalariada: fértil para tener hijos, infértil para generar
plusvalor. En cambio, Juan estará de baja sólo los 30 días de paternidad
que el Estado (burgués) le reconoce.[17]
Él generará plusvalor (y por ende beneficios) mientras ella genera
pérdidas para sus empleadores durante un mínimo de 90 días. ¿Cómo se puede ser tan ingenuo/a para esperar que en el capitalismo la mujer alcance o se acerque a la igualdad salarial o a la promoción laboral paritaria en una sociedad regida por la rentabilidad económica del mayoritario sector privado?
Algunas y algunos feministas deben despertar de su letargo idealista y
pisar tierra. No viven en un mundo impoluto o en un sistema donde el
centro de su lógica sea el bienestar humano, donde el patriarcado sea
puramente un mal cultural y/o ideológico, ajeno a toda base material,
económica o reproductiva. En realidad, somos hombres y mujeres de carne y
hueso atrapados en las relaciones laborales de la sociedad del capital,
en un modo de producción que busca el beneficio a toda costa, la
rentabilidad por encima de las vidas o la felicidad. Ni siquiera podemos
esperar que nos salve una democracia decrépita o inexistente. ¿Acaso
puede existir verdadera democracia en un mundo regido por el despotismo
de la rentabilidad donde son asesinadas unas 40.000 personas al día porque se les priva el alimento en el mercado internacional?[18]
¿O en un planeta donde los hambrientos aumentan con las desigualdades
hasta el 11% de la población mientras los obesos son ya el 13%, doblando
el porcentaje mundial de los que en 1980 tenían mucho más peso del
saludable? [19]
Las y los feministas necesitan hacerse más materialistas y despojarse
del idealismo burgués que los medios fomentan, si queremos avanzar en la
igualdad real. El feminismo necesita tanto de la
energía socialista como el socialismo necesita de la lucha sincrónica
por una educación igualitaria para construirse. Así que mientras
nosotros hagamos nuestro trabajo los medios de la élite harán el suyo
remando en contra de nuestra lucha obrera promoviendo su feminismo burgués,
alienando e intoxicando la necesaria lucha conjunta de hombres y
mujeres por un sistema libre de toda forma de explotación (de clase,
género, etnia, etc.)
Entonces, ¿cuál es la solución? ¿esperar a que llegue el
“Bienaventurado Socialismo” como si fuera el “Espíritu Santo” en forma
de paloma y echarnos a dormir mientras tanto? Por supuesto que no. No,
porque además de que el socialismo no llegará por sí solo a no ser que
lo traigamos nosotros del desván de los sueños perdidos de la historia;
desde ya, en el capitalismo, podemos luchar por la igualdad entre
hombres y mujeres desde planteamientos realistas, marxistas,
socialistas, hoy mismo. ¿Cómo? Peleando por conseguir la igualdad total entre hombres y mujeres en los tiempos de permiso por embarazo: antes y después del parto, de manera obligatoria.
Cuando la mujer se vaya a casa, el hombre con ella; y cuando la mujer
se reincorpore al trabajo, el hombre igual. Por imperativo legal en
ambos casos, sin posible negociación/coacción de la empresa por medio.
Si
el motivo (principal) de la discriminación de la mujer en el mercado
laboral es en razón a su capacidad material de albergar a la progenie
antes del parto y darle de mamar, eliminemos esta diferencia por ley. Si Juan tiene la obligación de coger la baja al mismo tiempo que María para ayudarla en todo, no sólo podrá compartir las tareas de cuidados desfeminizándolos sino que Juan se transformará en un trabajador igual de caro para el empresariado que María.
Juan no tendrá excusas para no compartir las tareas del hogar ni
cuidados del recién nacido y costará a la empresa los mismos meses que
María cada vez que tengan hijos. Mientras no luchemos por esto,
los empresarios (y las empresarias) en tanto personificaciones de la
lógica abstracta de beneficio a toda costa del capital, impedirán
sistemáticamente la igualdad de hombres y mujeres en nuestra sociedad
por razones económicas objetivas (no patriarcales).
Por supuesto, las parejas se podrían llamar Juan y María, pero
también María y Rosa. Es indiferente. Pero mientras no haya el mismo
permiso de maternidad/paternidad para unas y otros, la mujer fértil,
desde el punto de vista del capital, será potencialmente infértil (o
menos fértil) para generar beneficios para la empresa. Y este es el
único trabajo que importa en el capitalismo, pues sólo considera
productivo al que genera plusvalor, no al que es útil para los seres
humanos (como podrían ser algunos históricamente feminizados como los de
cuidados o las tareas domésticas). En palabras de Rosa Luxemburg:
Mientras domine el capital y el trabajo asalariado, sólo el trabajo
que produce plusvalía, que crea beneficio capitalista, puede
considerarse trabajo productivo. Desde este punto de vista, la bailarina
del music hall cuyas piernas suponen un beneficio para el
bolsillo del empresario, es una trabajadora productiva, mientras que el
del grueso de mujeres y madres proletarias dentro de las cuatro paredes
de sus casas se considera improductivo. Esto puede parecer brutal y
demente, pero corresponde exactamente a la brutalidad y la demencia del
actual sistema económico capitalista, y aprehender clara y agudamente
esta realidad brutal es la primera tarea de las mujeres proletarias.[20]
Con más razón en el siglo XXI donde los asalariados son mayoría
social. La sororidad feminista debe ser superada por una fuerza mayor
convenientemente olvidada: la hermandad internacionalista de mujeres y
hombres buscando la igualdad real y material en derechos y deberes.
Porque sin ninguna de las dos mitades de la humanidad, tendremos una
sociedad no machista ni patriarcal ni igualitaria. Es decir, ni
dejaremos atrás los fantasmas de otras sociedades donde el patriarcado
era brutal, legal y evidente (feudalismo, esclavismo, despotismo
comunal, etc.) ni superaremos el capitalismo que impide la emancipación
del género (humano). No hay que olvidar que entre el hombre y la mujer no hay antagonismo como sí la hay entre la clase capitalista y la trabajadora, hombres
y mujeres pueden luchar por la igualdad real entre sexos, géneros y
cualquier otra desigualdad mientras acaban con la contradicción esencial
de nuestra sociedad: la escisión entre capital y trabajo.
Cuando el movimiento feminista decida salir a la calle para luchar
por igualar el permiso de maternidad con el de paternidad junto con
otras propuestas complementarias como el empoderamiento femenino legal
respecto al derecho al aborto, los anticonceptivos gratuitos, el fin de
la segregación educativa, la reducción de la jornada laboral, el rechazo
desde la educación a los micromachismos o a la cosificación de la mujer
en la cultura de masas; entonces descubrirá que ni La Ser ni La Sexta
ni Telecinco ni ningún medio capitalista apoyarán sus propuestas. Ya no serán brindis al sol ni lemas vacíos sin peligro de concreción iniciados con el “Basta ya + rellene como guste”.
Pero sobre todo y, ante todo, estos medios que tan “solidarios” fueron respecto a la huelga feminista del pasado 8 de marzo no apoyarán al movimiento porque al hacerlo perjudicarán los intereses de sus empleadores de dos formas: 1) subiendo los costes dedicados a contratar a la mano de obra (con la igualación del permiso de maternidad y paternidad) o 2) impidiendo
estrategias comerciales altamente efectivas (como la cosificación del
cuerpo de la mujer como cebo audiovisual). Estas propuestas de feminismo
con clase o de socialismo consecuente de mujeres y hombres aliados,
irían contra los beneficios de la clase capitalista. Y ese es el único
pecado que nuestra sociedad no puede absolver. Entonces,
hasta los supuestos medios “progres”, lejos de animarnos a ir a la
huelga, volverían a dedicarnos su fina poesía plagada de cálidos y
bellos epítetos como huelguistas “salvajes”, “extremistas” y demás
recital de elogios que siempre nos “regalan” cuando la clase trabajadora
actúa con conciencia. Es decir, cuando hacemos lo que en verdad les
jode.
¿Nos atrevemos?
Notas:
- [1] Entendido como el movimiento que engloba a todas las personas que se declaran feministas o filofeministas y luchan por conseguir la igualdad de derechos de la mujer, el final del machismo, etc.; desde las corrientes de feminismo más extremas y minoritarias hasta aquellas situadas en el centro político y social.
- [2] Con la notoria excepción de la mayoría de productos de la industria musical. Véase: Illescas, Jon E. (2015), La Dictadura del Videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo (3ª ed, 2018).
- [3] Por ejemplo, la cuenta de Twitter oficial de la Coordinadora estatal, @Huelgafeminista, a día de hoy apenas supera los 9.000 seguidores [Consultado el 22/03/2018].
- [4]Riveriro, Aitor (2014), “IU sale al paso de las previsiones del CIS con una encuesta que le da hasta nueve escaños”. En eldiario.es, [en línea], 9 de mayo: ; Marcos, José (2014) “IU lo quiere todo”. En El País, [en línea], 6 de julio: y Rosa, Isaac (2015), “En qué momento se jodió IU”. En eldiario.es, [en línea], 30 de marzo: [Consultado el 22/03/2018].
- [5] En el siguiente artículo el autor reconoce la importancia de que Pablo Iglesias apareciera tanto en la televisión a la hora de lograr los resultados en los comicios europeos, pero se coloca en las antípodas de nuestro planteamiento diciendo que “le da igual” lo que buscan con ello “La Sexta” y “La Cuatro”: Martínez Abarca, Hugo (2014), “Salir en la tele”. En La Marea, [en línea], 28 de mayo: [Consultado el 22/03/2018].
- [6] Agencias (2003): “El Pentágono excluye a empresas de Francia, Alemania y Rusia de la reconstrucción de Irak”. En El País, [en línea], 10 de diciembre: [Consultado el 22/03/2018].
- [7] La Sexta, El País o Cadena Ser, en tanto empresas, y varias de sus periodistas estrellas animaron a apoyar la huelga secundándola:[Consultado el 22/03/2018].
- [8] Aquí se puede leer el Manifiesto de las convocantes: [Consultado el 20/03/2018].
- [9] Inés Arrimada dijo que no apoyaba la huelga por su contenido “anticapitalista” mientras que la CEOE consideraba que la huelga no era “el mecanismo más adecuado”. Ver en: Agencias (2018), “Arrimadas no apoyará la huelga del día de la Mujer porque “reivindica el anticapitalismo”. En La Vanguardia, [en línea], [Consultado el 22/03/2018] y Valverde, M. (2018), “CEOE arremete contra la huelga feminista”. En Expansión, [en línea], 7 de marzo:[Consultado el 22/03/2018].
- [10] UN Women Watch (2018), “International Women’s Day. History”. En UN Women Watch, [en línea]: [Consultado el 22/03/2018].
- [11]Fernánde Rei, María (N.S.S.), “¿Quién fue la primera mujer en el mundo en ser Primera Ministra? En MuyHistoria, [en línea], N.S.S.: [Consultado el 22/03/2018].
- [12] Las negritas son mías, el texto en: Zetkin, Clara (2017, 1896), “Sólo con la mujer proletaria triunfará el socialismo”. En marxists.org, [en línea]: [Consultado el 22/03/2018].
- [13] West, Martha S. (2015), “The Historical Roots of Affirmative Action”. En La Raza, L.J. 607 (2015). Disponible [en línea]: [Consultado el 22/03/2018].
- [14] Zetkin, Clara (2017, 1898), “Sólo con la mujer proletaria triunfará el socialismo”. En marxists.org, [en línea]: [Consultado el 22/03/2018].
- [15] Las negritas son mías, la cita proviene de: Luxemburg, Rosa (2014), “El voto femenino y la lucha de clases”. En marxists.org, [en línea], original publicado en 1912: [Consultado el 22/03/2018].
- [16] Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades: [Consultado el 22/03/2018].
- [17] López Alonso, Eduardo (2018), “¿Cuál es la duración actual del permiso de paternidad? ¿Cómo se solicita? 10 claves”. En El Periódico, [en línea], actualizado al 26 de febrero: [Consultado el 22/03/2018].
- [18] RTVE (2014), “Urge actuar contra el hambre, que causa 40.000 muertos al día en el mundo”. En RTVE, [en línea], 16 de octubre: [Consultado el 22/03/2018].
- [19] FAO (2017), Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Roma: FAO: [Consultado el 22/03/2018].
- [20] Luxemburg, Rosa (2014), “El voto femenino y la lucha de clases”. En marxists.org, [en línea], original publicado en 1912: [Consultado el 22/03/2018].
2 comentarios:
Una lectura muy interesante y enriquecedora. Hace poco leí un artículo sobre la Pragmática sanción 1567 que me a venido a la cabeza por alguno de los puntos que tratas.
Buenas Pepe, ¿cuáles exactamente? Saludos.
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