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Cómo las
Industrias Culturales Hegemónicas
propagan la ideología
burguesa entre los jóvenes.
Jon Juanma
Estos días no dejamos de escuchar en
los comercios, en la televisión o en las pistas de baile, la canción
de moda del momento: el Gangnam Style de PSY. Con el videoclip de la
canción, el artista surcoreano ha conseguido convertirse en el
intérprete del vídeo más visto en Internet de todos los tiempos,
superando holgadamente los mil millones de espectadores1.
Sirva este ejemplo, o los más de 800 millones del “Baby” de la
súper-estrella adolescente Justin Bieber2, para resaltar
el poder de convocatoria social que tienen los videoclips entre los
más jóvenes. Esta enorme capacidad de atracción de miradas y el
poder social derivado de ella, sirven a las Industrias Culturales
Hegemónicas (IICCHH) no solo para aumentar sus beneficios como
empresas transnacionales, sino también para reproducir y ampliar la
hegemonía burguesa en el mundo. Conformando sueños y modelos de
vida, distraen a los jóvenes de las clases populares del decurso de
su maltratado mundo real y proyectan sus esfuerzos (y su libido)
hacia objetivos vacuos que en la mayoría de casos sólo les
acarrearán frustraciones (como conseguir una chica o un chico tan
guapos como los de los videoclips, acumular riquezas materiales o
cultivar una competencia exacerbada respecto a sus semejantes).
A mitad del pasado año se estrenó con
gran éxito internacional el videoclip “Part of Me” de la
estadounidense Katy Perry. Cerca de 150 millones de personas
alrededor del globo, una población equivalente a las de Argentina,
España y Alemania juntas, visualizaron el vídeo desde sus
ordenadores. Por esta contrastada capacidad para generar ingresos,
Perry es una de las cantantes más importantes del momento. Con su
disco “Teenage Dream”, lanzado en 2010 y del cual todavía se
lanzan singles (van por el séptimo), consiguió algo que ninguna
mujer había logrado en la historia: colocar cinco números uno
seguidos en las listas de los Estados Unidos 3. La canción
que nos ocupa fue el sexto sencillo del álbum y tiene una letra que
narra el desengaño producido por un desamor. Éste le permite a
Perry darse cuenta que pese a todo el daño y lo que su ex se ha
“llevado” de ella, hay una parte de su persona que no podrá
arrebatarle jamás (“Part of Me”). Hasta aquí nada especial que
distinga a ésta de otras canciones que suenan constantemente en
cualquier “Top Éxitos” del mundo.
Sin embargo, la diferencia específica
se produce cuando el Pentágono decide cofinanciar el videoclip del
single. Para ello, la división del Departamento de Defensa de los
EEUU para la relación con las industrias culturales se puso de
acuerdo con la discográfica Capitol Records (propiedad de Universal
Music Group y ésta a su vez de la multinacional Vivendi) para darle
un giro semiótico a la anodina semántica de la letra de “Part of
Me”. Así, lo que era un desengaño amoroso al uso con una
reafirmación de la identidad por la despechada, se transforma en un
desengaño amoroso que acaba en la exaltación del ejército de los
Estados Unidos. ¿Por qué? Pues porque en la narrativa del vídeo,
cuando el personaje interpretado por Perry descubre a su novio
tonteando con otra chica, ésta decide alistarse en el ejército tras
ver un anuncio en la gasolinera a la que se dirigía con la intención
de comprar alcohol para emborracharse. Lo que sigue es una orgía de
estrellas de la bandera estadounidense ondeando al viento acompañadas
de estoica y heroica disciplina militar con promesas de confianza
corporativa. Todo ello aderezado con adolescentes jugando con armas
de última tecnología y un largo etcétera previsible nada más
vemos a la señorita Perry calzándose las botas militares.
El videoclip fue cofinanciado por el
Pentágono que “amablemente” dispuso al equipo artístico de todo
el material bélico necesario para la grabación (tanques,
helicópteros, lugares de entrenamiento, etc.) y los extras (80
marines del ejército que cambiaron sus maniobras habituales por las
necesarias para el rodaje con una estrella del pop)4. La
sospecha pública de esta maquiavélica ligazón la expuso Naomi
Wolf, excolaboradora de Al Gore, en un artículo publicado en The
Guardian5. En éste indicó que le gustaría saber si
Perry cobró del Pentágono y llamó a un boicot contra la artista
por su apología a la violencia militar. Por supuesto, la ídolo
adolescente se abstuvo de responder, pero sí lo hicieron las
empresas que le dan cobertura y aprueban estas prácticas. Como fue
el caso de la cadena Fox, que en boca de “expertos” censuraron
los sospechas de Wolf como “absurdas” y “ridículas”6.
Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el propio Jason
Johnston, encargado de las relaciones entre los marines y la
televisión, declaró a la prensa los objetivos promocionales del
videoclip y su relación con Perry. Eso sí, a su manera7.
Hay que reconocer que el Pentágono y
sus colaboradores hicieron un gran trabajo de propaganda. Primero,
utilizaron astutamente una referente para las adolescentes que estaba
triunfando como ninguna mujer en la historia del pop. Segundo, para
alejarla de su rol típico de estrella glamurosa, que hubiera
impedido la identificación con el público objetivo de la
producción, la caracterizaron con la ropa propia de una joven de
clase trabajadora. Para ello, se esforzaron por adecuar el atrezzo
al de una pequeña ciudad del interior de los Estados Unidos (coches
viejos, aburrida arquitectura de oficinas, urbanismo neoliberal,
etc.) y ajustaron el cromatismo del vídeo hasta mostrar unos tonos
grisáceos que enfatizaban la desesperación inicial de la
protagonista y su mundo huérfano de sueños. Todo estos recursos
ayudan a que la identificación se produzca con las adolescentes que
admiran a Perry. Estas chicas del interior, perdidas en un mercado
laboral inhóspito y con unas expectativas de vida quebradas tras las
deslocalizaciones industriales y los recortes sociales, son
reclamadas por un videoclip que aboga para que den el paso
alistándose al ejército norteamericano como modo de vida. De este
modo podrán acabar sus estudios, tener una remuneración económica
que las haga “independientes” y hallar esa part of
me que el capitalismo les robó y ahora les promete
devolver una vez cumplido su servicio al imperialismo que los
conglomerados capitalistas y su complejo político-militar necesitan.
Esta ligazón entre el complejo armamentístico del capitalismo
estadounidense y las industrias de contenidos culturales fue muy bien
presentada hace unos años por la directora Maria Pia Mascaro y el
director Jean-Marie Barrère en su documental “Hollywood y el
Pentágono: amistades peligrosas”8.
Colaboración estrecha
que ya
se produjo
en el
pasado reciente
con películas tan taquilleras como lo
fueron “Top Gun”, “Pearl Harbor” o “Transformers”. Esta
colaboración activa entre el Pentágono y la industria del cine, la
televisión o el videoclip, también se produce con más intensidad
si cabe en el mundo de los videojuegos9.
Todos aquellos que trabajamos para
construir una sociedad donde no seamos tratados como mercancías y
donde la acumulación de riquezas no radique en traficar con nuestras
vidas, debemos darnos cuenta de la importancia de la lucha de clases
en el terreno cultural. Cuestión respecto a la que desde hace tiempo
los grandes poderes son conscientes, pero que a los esclavos
asalariados todavía nos cuenta ver y prestarle la atención que
merece. Ojalá sirvan estas líneas para tal propósito y podamos
construir desde abajo una hegemonía socialista coherente que acabe
lo antes posible con este capitalismo que nos asfixia. La lucha
también se desarrolla en la arena cultural y mejor será que
libremos todo nuestro potencial creativo en ellas, proponiendo nuevos
valores y horizontes emancipatorios que impregnen nuestros sueños de
futuro compartido . Nuestras vidas dependen de ello.
* Jon
Juanma es el
seudónimo de
Jon E.
Illescas Martínez,
artista plástico
e investigador
de las
Industrias Culturales
en la
Universidad Complutense
de Madrid y
la Universidad
de Alicante.
Notas:
1.
YouTube
blog
oficial:
“Gangnam
Style
Makes
YouTube
History:
Firs
Video
to
Hit
1
Billion
Views”,
21
de
diciembre
de
2012:
3.
Wolf,
Naomi:
“Katy
Perry
and
the
military-pop-cultural
complex”.
The
Guardian,
16
de
abril
de
2012:
9.
Dan
Gardner,
director
de
Programas
y
Políticas
de
Alistamiento
y
Entrenamiento
del
Departamento
de
Defensa
de
los
Estados
Unidos
afirmó
que
"Como
las
nuevas
generaciones
tienen
un
lenguaje
digital
mucho
más
fluido,
los
videojuegos
son
herramientas
virtuales
que
nos
permiten
ampliar
la
base
de
reclutamiento,
facilitan
el
aprendizaje
de
nuestros
soldados
y
nos
ayudan
a
expandir
la
cultura
militar
en
la
sociedad".
“Los
videojuegos,
la
nueva
apuesta
del
Pentágono”.
La
Nación,
7
de
junio
de
2010:
http://www.lanacion.com.ar/1272571-los-videojuegos-la-nueva-apuesta-del-pentagono
(2013/01/12).
FE DE ERRORES
En la parte que digo que Katy Perry se dirige a la gasolinera para "emborracharse" es muy posible que me equivocara pues parece que compra una lata de te verde de la marca Arizona. Sin embargo, ni siquiera en el vídeo a alta resolución es posible fijarse en esto ya que el objetivo de la cámara en ningún momento enfoca la marca de la lata que coge Perry del estante y sólo se puede elucubrar al respecto si se conoce la lata de esa determinada marca. No lo considero un caso de product placement porque si fuera así se enfocaría nítidamente para publicitarla. Pido disculpas a lxs lectorxs por esta posible precipitación que en nada cambia lo fundamental del texto, es decir: el ser un producto de propaganda del ejército estadounidense.