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sábado, 1 de octubre de 2011

España, una nueva colonia en un mundo en quiebra.





Jon Juanma

Desde comienzos de la Edad Moderna y el capitalismo mercantil, España o el Estado español1, se caracterizó por tener siempre una doble vertiente dentro del sistema mundial, en tanto agente colonizador y colonizado2. Por ejemplo, en los tiempos de la colonización salvaje de los pueblos de América Latina, mientras mercenarios, proscritos, funcionarios del la Iglesia católica y aventureros con sed de riquezas colaboraban mayoritariamente en la explotación de esos pueblos, trayendo enormes cantidades de plata para la Monarquía y sometiendo a la población indígena, el pueblo español peninsular pasaba hambre y la mayor parte del mismo estaba sumido en la más absoluta de las miserias3. Además, un 90% de los metales valiosos expoliados a los pueblos originarios americanos pasaban por los puertos españoles, pero iban directamente a las manos de los banqueros alemanes (¿les suena la historia?), ingleses o italianos, íntimos amigos de “insignes” monarcas como Carlos I de España ( y V del Sacro Imperio Romano Germánico)4. El caso es que, en la actualidad, en los tiempos del “capital-imperialismo” (Fontes) o el capitalismo de “acumulación flexible” (Harvey), esa doble naturaleza entre colonizador y colonizado del Reino español está inclinándose con mucha fuerza hacia la segunda. Y así España desciende en la jerarquía del sistema mundial capitalista. En el presente artículo trataré de explicar el porqué, el significado de este hundimiento a corto-medio plazo y las posibilidades que tienen las gentes normales de este país para decidir su futuro en libertad.

En nuestros días, el sistema económico mundial con rumbo decidido a su despeñadero (y el de muchos de nosotros), está produciendo notorios reordenamientos en los (des) equilibrios internacionales del sistema político interestatal. Por ejemplo, estados otrora poderosos como Estados Unidos o Alemania están perdiendo importantes cuotas de gestión de la plusvalía mundial, mientras que países con poblaciones ingentes como India o China están recogiendo esa parte de la riqueza social expropiada e incluso acentuando más su extracción y velocidad de reconversión en capital (Dinero-Mercancía-Dinero). Este capital es fruto de la explotación de los trabajadores de todo el mundo, especialmente la de aquellos que se encuentran por debajo del salario medio mundial. Esta situación produce que países de la periferia del antiguo centro de acumulación, como España, Grecia e Irlanda o incluso del propio centro del sistema como Reino Unido, Italia y Francia tengan que estar destruyendo a velocidad de crucero los derechos de “sus” trabajadores (“abaratamiento de la fuerza de trabajo” en términos marxistas), ya que el botín imperialista que queda para repartir en forma de migajas entre “su” mano de obra, proveniente del latrocinio internacional-capitalista de otros trabajadores más desafortunados, se ha reducido considerablemente. Mientras tanto, los gobiernos títeres de los banqueros de Estados Unidos y Alemania (Obama y Merkel) critican el endeudamiento y exigen sacrificios a los estados más débiles en nombre de los “mercados” (los mismos capitalistas que les dictan sus políticas “nacionales” y controlan las agencias de rating), mientras ellos mantienen los endeudamientos públicos más altos de todos los gigantes de la OCDE (a excepción de Japón) y de gran parte de la Eurozona respectivamente5.

Por su parte, las clases dirigentes con DNI español6, esencialmente subsidiarias del reparto imperialista del mundo, juegan a que sus “mayores” burgueses foráneos les dejen conservar un porcentaje del reparto del pastel mundial en zonas ligadas histórica y culturalmente al Reino, como es el caso de la ya citada Lationamérica. Todo ello a cambio del abaratamiento de la mano de obra residente en España (“déjame que les venda y te preparo a los míos para que su señoría les explote mejor”)7. De este modo, la reducción del mercado interno español (a más recortes de salario, menos consumo y puestos de trabajo), será compensada por estos grandes banqueros-empresarios “españoles” mediante su consolidación en los mercados extranjeros. Como el mismo Cristóbal Montoro. Coordinador Económico del Partido Popular y ex-Ministro de Hacienda (2000/2004), afirmaba recientemente en una entrevista8 (con una intención radicalmente diferente a la mía), en 1996 sólo un 6% de las inversiones empresariales españolas se producían fuera del mercado interno; mientras que en la actualidad, el porcentaje invertido en el extranjero ha crecido hasta casi el 47%. Moraleja: los grandes banqueros y empresarios, el gobierno central y el resto de élite española verdaderamente codirigente, esto es, el conjunto de los virreyes de Estados Unidos y Alemania9 en la Península (léase mayoría de la élite del PPSOE y acólitos junto a un largo etcétera de cargos claves del Estado), se encuentran todos ellos perfectamente dispuestos a destruir a la mayor parte de la clase trabajadora residente en España en tanto consumidora. No importa en este caso si son legales o ilegales, “nacionales” o residentes. A cambio, estos asalariados, antes parte potencial del mercado, serán transformados en mano de obra barata para un comercio destinado paulatinamente a la exportación. Venta exterior, a precios competitivos, que se dirigirá a otros países con mayores segmentos (cuantitativos) de población con poder adquisitivo (Alemania, China, India, Brasil, etc). Para conseguir esto, los politicastros del sistema profundizarán el camino que ya viene implementando el gobierno de polarización social: destrucción de las garantías laborales, enterramiento definitivo de los sindicatos reformistas de la era keneysiana-fordista (UGT y CCOO, 1945/1973 respectivamente), bajadas de impuestos a las rentas del capital, privatización de todas las instituciones públicas que sirvan para redistribuir la riqueza o garantizar ciertos derechos ciudadanos, etc. Ese papel de presto ejecutor está siendo interpretado por el PSOE, pero en breve continuará por el PP, ambos extremos diferentemente coloreados del mismo rodillo capitalista.

Si bien en la presente partida internacional por el reparto del mundo, a gran parte del pueblo español le ha tocado cartas marcadas realmente malas, otros pueblos de países “emergentes” como Brasil, China o India, no las tienen, ni mucho menos, todas consigo. No será simplemente darle la vuelta a la tortilla y que el mal llamado “Sur” pase a ser el “Norte”. Será mucho más y todavía peor. Según el analista Minqi Li (李民骐)10, el despegue de China e India hasta adquirir el papel de potencias dirigentes puede traer contradicciones irresolubles para el sistema en su conjunto que podrían afectar a las clases populares de estos países en ascenso. Con sus incomparables poblaciones, (casi el 40% del total mundial), bajo patrones capitalistas de consumo, estos gigantes asiáticos producirían un recambio en el predominio capitalista que podría significar la acentuación hasta la asfixia de las contradicciones inherentes al sistema, aquellas que Marx/Engels ya vaticinaron como insuperables a largo plazo (para nosotros, corto-medio). ¿Por qué? Porque los límites ecológico-materiales de la Tierra, la producción capitalista y la aritmética del reparto de la tasa de plusvalía mundial en declive no dan más de sí. Sirva de ejemplo el advertir que, si grandes mayorías de la población de China e India consiguen un consumo (de despilfarro) parecido al de Estados Unidos o cualquier otra zona “rica” de Europa o Asia, gran parte del resto del mundo permanecerá directamente a oscuras, sin agua y con carestía estructural de alimentos11. Y el citado es sólo un punto de los variados límites de la economía real y el mundo tangible donde el capitalismo de ficción se desarrolla a costa de destruir el suelo sobre el que pisa (y cree levitar). Todo este escenario de pesadilla, por supuesto, lo pronosticamos bajo reglas de producción y distribución capitalista. Otro gallo cantaría de conseguir reemplazar el sistema por uno verdaderamente democrático donde la riqueza fuera poseída y gestionada colectivamente (socialismo democrático).

Tan descarado es todo este escenario dantesco, que el sentido común de mucha gente, hasta ayer mismo autoconsiderada “apolítica”, se transforma en el “buen sentido” gramsciano, entendiendo, al menos, dónde están los enemigos principales de las mayorías (los bancos, el capital financiero, los políticos plegados a sus dictámenes, etc) Y si bien queda trecho por recorrer para que las mayorías trabajadoras comprendan las conexiones económico-politico-culturales esenciales de la totalidad sistémica (Lukács) y propongan alternativas con probabilidades históricas de éxito; el aprendizaje en la calle, en los centros de trabajo y estudio, converge y se vislumbra acelerado.

La solución a todo este tinglado, a este escenario de humana y descarnada desesperación12, es por una parte sencilla, desde el punto de vista teórico; y por otra, dramática, desde el punto de vista práctico. La solución es bien simple de formular: la revolución mundial combinada de la mayoría de clases populares de todo el sistema internacional. Una revolución que instale un sistema realmente democrático de gestión colectiva de los recursos que permita desarrollar un mundo en paz, respeto y libertad. Cuanto más internacional y sincrónica sea esta revolución, esto es, cuanto más pueblos del mundo la secunden al mismo tiempo, más posibilidades de éxito tendrá para destruir el capitalismo y substituirlo por un sistema político-económico basado en la justicia y la solidaridad que coloque al ser humano como eje de su organización, producción y decurso. El dramatismo de la práctica vendrá de la mano de los grandes sacrificios que no pocos individuos de las clases populares tendrán que hacer para conseguir este fin, debido a que la oligarquía capitalista internacional no se quedará de brazos cruzados viéndolas venir, esperando que le “quiten” lo que considera “suyo” (esperando “la expropiación de los expropiadores”). Lamentablemente, como el pasado (y el presente) demuestran, es seguro que esta mayoritariamente podrida casta dirigente, antes de desaparecer estructuralmente de la Historia, dejará numerosos muertos, heridos y carestía regados por las sendas del mundo. Entonces...¿alguna otra opción?, ¿algo menos “utópico”?, ¿más sencillo? Sí, por supuesto, mucho más: quedarnos de brazos cruzados esperando en casa a que un buen día vengan a cortarnos la cabeza. Eso sí, con los mejores modales y apelando a los sacrificios en pro del inédito “espíritu nacional”. Esperando, paciente y resignadamente, que sigan segando de futuros nuestros mañanas y el de nuestros hijos, sacrificando todos nuestros derechos en nombre de sus privados beneficios en la imposible carrera que libran contra la tendencia decreciente de la tasa de ganancia13. Esperando a que la tormenta no sea tan mala, aguardando a que “ESTO SE/LO arregle(n)” (¿quién?, ¿el Espíritu Santo?, ¿o los mismos que nos metieron en el agujero?). Esperando, en definitiva, a que vuelva un pasado que jamás podrá tornar por imposibilidad material. Pero está claro, y sería hipócrita no admitirlo, que hay otra solución más fácil: huir. Emigrar como salida de emergencia. Pero quien emigre por huida y no por amor (a los demás, a su trabajo o a otras tierras) se encontrará con un final aciago donde volverá a toparse con la hidra de las mil cabezas. Porque, ¿cómo huir de algo que es omnipresente como el capitalismo? Por supuesto, se pueden encontrar zonas de menor inseguridad personal transitoria, pero al final, el enfrentamiento con el sistema en su multiplicidad de formas, en este momento histórico, se nos antoja prácticamente inevitable.

Conclusión: sonó el despertador de la Historia. Se acabo la hora de esperar, es tiempo de actuar. Y el 15 de octubre14 es una buena fecha para fortalecer nuestra lucha mundial y desarrollar nuestra revolución basada en el pacifismo y el calor de los pueblos llamados humanidad. Coged fuerzas, ánimo, buena suerte y mucha solidaridad. La historia sopla a nuestro favor y los pájaros de la vida y de la muerte, con su asimétrico canto matutino, ya vienen despertando a los adormecidos.

Nos vemos en las calles.

* Jon Juanma es el seudónimo artístico/activista de Jon E. Illescas Martínez.

Este artículo fue finalizado el 1 de octubre de 2011. Está registrado bajo licencia Creative Commons y es gratuita y libremente reproducible en cualquier medio siempre que se cite la autoría, se respete la integridad y el formato del mismo, a la par que no se persigan fines con ánimo de lucro.


Notas:

1. No hay país reconocible internacionalmente por la mayoría del resto de países, que no sea Estado, del mismo modo que no hay capitalista sin capital, ni empresario sin empresa. Las “naciones” realmente existentes son una entidad debatible desde un punto de vista ideológico-cultural o de futuribles políticos (próximos o lejanos), pero nunca de presentes. Y sin embargo, aunque no es lugar para establecer el citado y necesario (re) debate, me veo en la obligación de esta aclaración para decir que da igual escribir “España” que “Estado español”, siempre que el primero no se confunda con el concepto de nación, que particularmente creo es una entidad “antropológica”, “sociológica” y “económica” en franca desaparición acelerada, hoy más que nunca, dada la mundialización de los intercambios de toda naturaleza establecidos por el ser humano (cultura, economía, genética, etc). Este concepto de “nación” tiene una connotación metafísica inadmisible para las ciencias sociales y el entendimiento materialista, e histórico, del mundo, tanto desde los nacionalismos hegemónicos como los periféricos. Un trabajador de España tiene una cultura y una forma de vida mucho más semejante con un trabajador de Brasil o de Polonia que con una magnate español. Esa es una de las partes “buenas” del capitalismo: que libera a los individuos de las clases populares del cretinismo de las comunidades/sectas autárquicas, con sus reglas místicas y sus vasallajes hereditarios, mientras que con la figura del asalariado universal fortalece al agente que lo destruirá y podrá construir la unión armónica de la humanidad en una sociedad que provocará la liberación de toda su creatividad y variada riqueza histórica acumulada, en sus manifestaciones más valiosas.

2. Basándonos en la cuarta acepción de la Rae: “4. f. “Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera.”: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=colonia (2011/09/30).

3. Frank, André Gunder (1985): La acumulación mundial (1492-1789). Siglo XXI: Madrid [1979]. Prueba de esta pobreza también se puede rastrear fácilmente en la literatura del “Siglo de Oro” español, con obras que retrataban esta situación como “La vida del Buscón” (1626) de Francisco de Quevedo o “Guzmán de Alfarache” de Mateo Alemán (1599).

4. Se puede consultar en el citado libro de Frank.

5. Deuda pública en relación al PIB de: Japón (233%), Estados Unidos (98-100%), Alemania (83,2%), España (65%) y Rumanía (40%). Datos, respectivamente de: http://eleconomista.com.mx/economia-global/2011/09/26/eu-japon-mas-endeudados (2011/09/30), http://www.elpais.com.uy/suplemento/economiaymercado/a-los-pobres-les-gusta-gravar-a-los-ricos-menos-de-lo-que-se-cree/ecoymer_592437_110912.html (2011-09-30), http://www.informador.com.mx/economia/2011/285012/6/deuda-publica-de-alemania-bate-record-en-2010.htm (2011-09-30), http://www.diarioprogresista.es/economia/4892-la-deuda-publica-de-espana-alcanza-el-65-del-pib-20-puntos-menos-que-la-media-europea.html (2011-09-30) y http://www.oficinascomerciales.es/icex/cda/controller/pageOfecomes/0,5310,5280449_5282957_5284971_4516367_RO,00.html (2011/09/30)

6. DNI (Documento Nacional de Identidad, número de identificación ciudadana en el Reino de España).

7. Esto, está de más decirlo, excluye a lo que queda de la burguesía española de ningún papel dirigente en el futuro al debilitar su base productiva y por ende su poder. Si bien en el período capitalista actual, las burguesías significantes cada vez menos tienen sentimientos “nacionales”, aunque sean jerárquicos (del tipo “mis esclavos”) respecto a sus países de origen. Esto es debido al propio mestizaje del capital organizador y significante. La sinergia capitalista sobrepasa el poder dirigente de la propia burguesía y Frankestein (el Capital) amenaza con destruirles el tablero de juego. Ellos, por supuesto, no permanecerán quietos y preferirán que se acabe el capitalismo a que se acabe el sistema de clases. Ojo con lo que deriva de esta proposición de comprobarse cierta.

8. Entrevista publicada en ABC el día 19 de septiembre del presente año: http://www.abc.es/20110919/economia/abci-entrevista-empresa-montoro-201109190901.html (2011/09/30).

9. Sin cerrar la representación parcial de otros países y/o flujos de capital de influencia política más moderada como China o ciertas dictaduras de países árabes petroleros, etc.

10. Li, Minqi (2008): The Rise of China and the Demise of the Capitalist Worl Economy. Monthly Review Press: Nueva York.

11. A este respecto además de citar los cuadros de consumo energético reproducidos en la obra anterior de Minqi Li cabe la pena resaltar que según el Global Footprint Network se necesitarían 5 mundos si todos los países siguieran el ritmo de consumo de los EUA (China e India suman casi medio mundo, así que necesitaríamos más de 2). Los datos fueron extraídos del artículo de Carlos Fernández Liria “¿Quién cabe en el mundo?” publicado en la sección de Opinión del diario Público el 22 de enero de 2008: http://blogs.publico.es/dominiopublico/267/%C2%BFquien-cabe-en-el-mundo/ (2011/09/30).

12. En Rumanía, uno de los países menos endeudados de la Eurozona el gobierno derechista redujo el salario de los funcionarios un 25%, recortó el gasto social a enfermos crónicos y otra serie de recortes para las clases populares que provocaron un aumento alarmante de suicidios, algunos de intencionalidad política declarada: http://www.kaosenlared.net/noticia/rumania-suicidio-como-protesta (2011/09/30).

13. Marx, Karl (2007): El capital. Akal: Madrid [1867]. (Tomo III, Capítulo XXIII, punto 2 (p.80) y Tomo III, Capítulo XXIV, punto 7 (p.255). Se puede ver una rápida introducción en el epígrafe “El capital y la plusvalía” del siguiente enlace: http://www.nodo50.org/garibaldi/contenido/introducc.htm (2011/09/30).

14. El 15 de octubre tendrá lugar la movilización mundial de los “indignados” de todo el mundo contra la alianza entre la élite financiera y política contra los pueblos y la pérdida de derechos sociales, por el cambio global. Ver en: http://www.democraciarealya.es/15o/ (2011/09/30) o en inglés en: http://15october.net/ (2011/09/30).

miércoles, 3 de agosto de 2011

En medio de la madriguera del Capital (eternamente) moribundo


Ilustración: "Dante y Virgilio en el Infierno" de Bougerau (1850)

Autor del texto: Jon Juanma *

El protofascismo crece por doquier. El Capital tiene que garantizar su reproducción ampliada y clama por la destrucción de vidas para ajustar la economía de Monopoly de todos estos años de alegre consumo a la economía real: la de de callos, polvo y lumbago. El centro de sistema se desplaza y los papeles del teatro capitalista se redistribuyen tiznando las pieles claras y destiñendo no sin sobresaltos las oscuras, mientras un Planeta cada vez más enfermo (para nosotrxs) agoniza sin respetar aduanas ni certificados de residencia... Mientras tanto, la izquierda anticapitalista, a penas balbuceante, regocijante en su propia incapacidad estructural para romper esquemas, crónicamente impotente entre el trecho que separa sus palabras y sus actos, sectaria en su podredumbre creativa y esqueléticamente magra en su capacidad de confiar en todxs aquellxs que llama compañerxs, da palos de ciego preocupada por salvar los pocos muebles que le quedan y no perderse el cigarrillo de después de. El humo se sabe ortodoxo y elitista, de vanguardia de salón. En esos mismos momentos, una parte del pueblo honesto sale a la calle, se juega el propio pellejo, pero la Izquierda (o lo que queda de ella) no hizo los deberes y son muchos menos los que salen que los muchos que debieran ser por tanto. Tiempos malos para la lírica... ¿Qué decir?

Mientras tanto las máscaras de las democracias saltan a pedazos, con tal ímpetu, que incluso algunos actores y actrices de renombre, como jueces, cirujanos e ingenieros, se asustan al cerciorarse que el suelo que pisaban era de juguete y las paredes sobre las que se creían protegidos no eran más que decorados de cartón-piedra.

A una parte importante de la población mundial le esperan años terroríficos. Nada nuevo en la historia del capitalismo, llena de barro y sangre a raudales. La diferencia es que ahora lxs víctimas no serán ellxs, seremos nosotrxs. Ese nosotrxs que no pocos no fueron y ese ellxs que tampoco.

Sonó el despertador y a nadie le gusta la idea, como suele ser lógico. Para algunos llegó la hora de intentar ser mujeres y hombres de dignidad. Pero no se preocupe que la Historia siempre guarda no pocas páginas en blanco para aquellxs que prefieren seguir siendo niñxs, pasando el tiempo con juegos de infantes consentidos, apuntándose directamente a la sien con armas que no caben en sus manos, a punto de explotar... como sus cuerpos de retoños con nombre, pero sin conciencia, esparcidos por las antiguas calles abandonadas a la impotencia de los anhelos colectivos denigrados, humillados, marginados, descuartizados, barridos.

-¡Sancho, por Dios, querido Sancho, escuche!, ¡Que ya no veo molinos de viento! Deje de jugar con el consolador a pilas que ya la mayoría advirtió que con lo que andaba de menesteres no era ni bella ni doncella. -Entiendo querido Señor, pero con su permiso y su alta sapiencia le pido deje de tratarme como escudero, o de un certero golpe le aseguro le estropearé su hidalgo bigote caballeresco. Pues si bien acierta al afirmar que lo que tengo entre las piernas no es la hermana bastarda y picaresca de su amada Dulcinea, no olvide por el sagrado amor al Altísimo que al menos tiene forma de muñeca. Y al fin y al cabo ya no vivimos en la Castilla vieja sino en el bazar chino de la esquina y el shopping de las afueras.- Le dijo el borracho, obrero y desempleado, al nuevo billete de 100 pesetas que el gobierno había estrenado con el perfil del Quijote diseñado por un tal Barceló, que en el suelo se hallaba ligeramente arrugado, esperando sediento darle un dulce beso a un extenso charco de orina.

Y los molinos de viento segaron el aroma de ilusiones y los hombres y mujeres apenadxs, en lugar de plantar nuevas semillas de donde nacieran nuevas flores, prefirieron dejar de respirar, poco a poco, sin grandes sobresaltos. Al fin y al acabo, haber hecho lo contrario hubiera sido imposible, o por lo menos mucho más difícil. Mejor era esperar con cierta, pero sobrellevable angustia, la obstrucción de todos los orificios corporales. O mejor aún, para los que se la pudieran pagar, conseguir la suave y novedosa inyección letal anunciada en las noticias del Messenger. Aquella que todos los muertos consultados aseguraban, no sólo no dolía, sino que dejaba una bonita y reluciente sonrisa, a prueba de gusanos y heces.

Do you want to play again? 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1...


* Jon Juanma es el pseudónimo de Jon E. Illescas Martínez.

Blog: http://jonjuanma.blogspot.com/

Correo: jonjuanma@gmail.com

martes, 29 de junio de 2010

Gente normal (último artículo de Jon)





Gente normal

Jon Juanma *


El Planeta Tierra visto desde el espacio es sorprendente. Esa forma esférica cuasi perfecta, su mayoritario azul intenso moteado de tierra siena, y el contraste con la oscuridad del cosmos, le confieren una apariencia absolutamente intrigante y mágica. Pero si nos acercamos más, si en el interior de la atmósfera cruzamos la estratosfera hasta llegar a la troposfera, lo que veremos será cada vez más fascinante: montañas rocosas contorneadas por ríos que caen formando saltos o trazan sinuosas curvas sobre su superficie añeja, praderas engalanadas de intenso verde, bosques llenos de innumerable fauna y flora, mares inmensos de enérgicas y majestuosas olas, insólitos paisajes de … y así podríamos seguir infinitamente.

En las zonas más urbanizadas de nuestro mundo se contempla una gran masa compuesta de diminutos puntos, esparcidos por diferentes pueblos. De diferentes formas y colores, de movimientos pausados o más o menos veloces, son los principales actores del escenario global. En los libros suelen llamarlos seres humanos u homo sapiens, pero sin duda, si acercamos el objetivo de nuestra cámara logrando imágenes más próximas de los mismos, comprobaremos que se trata de otra especie más específica: “la gente normal”.

La podemos encontrar en los mercados, las calles, el metro, los colegios o haciendo cola en los hospitales públicos. Si seguimos acercándonos más, incluso podremos distinguir sus rostros, sus nombres, sus vidas ...

La gente normal suele despertarse bien temprano, con o sin el murmullo de los niños. Algunos lo hacen acompañados, otros anhelando compañía. Algunos se levantan antes de lo normal porque deben soportar largas colas de tráfico antes de llegar a la oficina, otros tienen el trabajo tan cerca de casa que éste no les abandona ni, cuando agotados, vuelven a la cama. Algunos viajan con otra gente normal, en autobuses repletos, mientras divisan la fábrica, la mina, el centro comercial o el astillero, lugares donde seguro pasarán la mayor parte del día (o su noche). Otros rodeados de moscas, y sin trabajo remunerado, intentan cada día construir embarcaciones imposibles para alcanzar otras tierras donde, sobreexplotándolos, no les nieguen el sustento.

A veces la gente normal se enamora. A veces, le rompen el corazón. Algunos de ellos se vuelven a enamorar, otros dejan de creer en las hadas para siempre. En ocasiones, también sucede que el revoloteo de las mismas les vuelve a brotar desde el estómago, quieran o no. En la retaguardia, Cupido espera con desigual puntería dispuesto a atravesar gargantas, mentes, piernas, brazos y a veces incluso corazones. También hay gente normal que se acostumbra a vivir sola y cuando está acompañada sólo sabe causar daño. Unos pocos (los más valientes, locos o soñadores), siguen amando contra viento y marea, pese a naufragios e inundaciones, incluso a antiguos amores, bajo la grácil e indestructible sábana del hechizo o la condena. A veces, tanto enamorados como solitarios enferman, y deben aprender a hacer frente a las adversidades. Todos tienen amigos, mejores y peores, con ellos comparten un té, un mate o unas cuantas cervezas. Los hay que prefieren agua mineral con un poco de limón. Todos adoran la música, disfrutando de su compañía mientras se confiesan desdichas, sueños y esperanzas, entre miradas, llantos y sonrisas. Hay reuniones con amigos y hermanos, padres e hijos, abuelos y nietos, también algunas donde se reúnen la mayoría de ellos. En ocasiones se besan, se abrazan, se escuchan, se ayudan, se entienden...incluso consiguen ser felices.

Pero a veces la gente normal tiene miedo ...

a perder el trabajo y no poder mantener a los suyos; a conservarlo, y no tener tiempo ni de verlos. Frecuentemente, para retenerlo, se estorban, se mienten, se dañan. Mientras tanto, muchas hijas e hijos de la gente normal estudian y trabajan duro toda la semana. Y algunos, bastantes que son ya muchos, cuando llega el sábado noche en los alienantes oligopolios del ocio de cualquier urbe se meten cocaína, toman pastillas, se evaden con la marihuana o se emborrachan con esa otra droga tan aceptada por nuestras sociedades llamada alcohol. Intentan olvidar el olvido y los encadena la soledad, corren más deprisa huyendo de la duda del no saber (se), porque nadie les dio un nombre, ni sueño, ni certeza, ni sentido y sólo logran arribar una y otra vez al mismo punto de partida. La cultura del capital los dejó desmemoriados, asustadizos, perdidos en el laberinto. A veces, les sangra la nariz y otras, no recuerdan nada de lo que hicieron la noche anterior. Otras se marchan de casa con un “hasta luego mamá”, o “mañana hablaremos papá” pero ya no vuelven jamás. Entonces llegan las oraciones a la Vírgen o a los Santos, a Jesús o Alá … “¿Jehová me oyes?” Incluso los hay que no ruegan porque desconfían de lo intangible, pero todos lloran. Todos.

A veces, hay a gente normal a la que de repente se le abre la tierra bajo sus pies y se pregunta el porqué mientras se precipita por el despeñadero. Otras le llueve plomo extranjero, desde el cielo, de frente o por abajo. Las balas de la codicia perforan su cuerpo o el de sus amigos y familiares, mientras las bombas de la ambición borran cualquier paisaje anteriormente conocido, querido, añorado. La sangre brota y las lágrimas se entrecortan, pero siempre continúan tras un coro de quebrados sollozos. Los más desdichados de esas guerras, los vivos, continuarán inmunes en su pena a los psicólogos de Oxfam, los bienintencionados informes de la ONU y los moralismos de los sacerdotes de la Iglesia. Las lágrimas no entienden ni entenderán nunca de “inteligencia emocional”. Como el río que debe llegar al mar, en cuanto tenga un poco de agua brotará de nuevo, con más fuerza si cabe, hasta descansar en paz. Porque cuando a la gente normal le roban la vida, dinamitando presente y futuro, sólo le queda la terca esperanza del descanso, el reencuentro, la unión con la infinitud y la calma del silencio.

Llegan momentos en que la gente normal, cansada de tanta anormalidad, no puede más, y se vuela la tapa de los sesos.

Pero... ¿por qué si hay tanta gente normal, el mundo va tan (anor)mal? Puede que sea porque la gente normal, en realidad, pinta una puta mierda.

Llevamos muchos siglos en los que la gente normal no ha tenido derecho a tener una vida normal, probablemente porque vivimos bajo el azote del más anormal de los sistemas posibles. Aquél que lo supedita todo ( y a todos) a la lógica del máximo beneficio de una minoría. Cuando el interés privado se convierte en el omnipotente cacique de la tribu, y su continua reproducción en el príncipe más querido del imperio, lo público queda relegado como perpetuo forajido. El interés privado manda y permite que la gente, empeñada en que tengamos una vida normal, acabe en la cárcel acusada de peligrosa terrorista o bien marginada en las amplias prisiones de la libertad de prensa por anarquista, socialista, comunista o cualquier otro -ista menos fascista, chovinista, racista, derechista, etc; frecuente relleno de costosos trajes y corbatas de italianas marcas.

Llegados a este punto podríamos preguntarnos que, si la gente normal vive en un sistema tan poco normal, ¿dónde están los anormales que lo sustentan? Quizás no haya que buscarlos en las colas de los supermercados, en los atascos, en las escuelas del barrio o frente a la consulta del doctor, quizás y sólo quizás, haya que mirar bien hacia arriba para poder localizarlos. Y ver tan alto es complicado, con la luz apuntándonos de frente, cegándonos. Pero nos es posible intuirlos viajando en aviones privados, sentados junto al borde de una gran piscina en sus enormes mansiones o a bordo de lujosos yates varados en algún glamuroso puerto del Mediterráneo. También podríamos volar con la imaginación a uno de esos oasis de lujo y ostentación de alguna teocracia árabe productora de petróleo o quizás a un inmenso rancho texano, o viajar hacia algún paraíso fiscal de fronteras garantizadas por todas las potencias expropiadoras del “Primer Mundo”, o a un edénico paisaje de alguna diminuta isla caribeña cercada por un disciplinado séquito de mercenarios privados. Por supuesto, es seguro que los encontraremos en amplios áticos de rascacielos con helipuerto y salones con decenas de monitores encendidos en Nueva York, Berlín, Shanghai, Hong Kong, São Paulo, Moscú, Mumbai o Tokio. Los más poderosos de ellos con los teléfonos en sus agendas de algunos de los más importantes primeros ministros, banqueros, especuladores, directivos de empresas farmacéuticas, magnates de conglomerados mediáticos, rectores de universidades privadas (y públicas), monarcas, vendedores de armas, obispos, directores de servicios secretos, propietarios de grandes buffets de abogados, industriales culturales, narcotraficantes, altos militares y demás polimórfica casta “realmente existente” y dirigente. Destaquemos que no conocemos a ninguna gente normal a la que inviten a sus reuniones o fiestas de cumpleaños, si descontamos al personal del servicio.

Mientras dejemos que esta gente tan poco normal nos alimente con pienso transgénico y nos entretenga en sus corrales privados con juguetes ajenos, la gente normal seguirá volviéndose loca y muriendo en el matadero. Y mientras ellos gobiernen, la normalidad no podrá vestir más que con los santos harapos de la Utopía y las distintas Revoluciones que anhelan su nacencia. Mientras los de siempre firmen decretos e implementen sus políticas de muerte, la gente de a pie continuará haciendo ese tipo de cosas tan anormales que nunca desearon hacer como despedir del trabajo a una madre soltera embarazada porque le era más rentable a la empresa, venderle un coche de lujo a un narcotraficante o crack al hijo del vecino de la esquina, endorsarle un plan de pensiones a un viejito senil o rebentarle la cabeza a un muchacho iraquí porque algunos que no conoce (y pintan mucho) lo tildaron de peligroso terrorista.

Mientras el mundo arda de esta manera no habrá normalidad para nadie. Por muy lejos que la gente normal se crea de la hoguera, las llamas la alcanzarán de un modo u otro, inexorables, implacables. Y los que crean vivir una vida normal o aspirar a tenerla ante semejante escenario deliran y la falsa normalidad se les verá truncada un mal día, tras los ojos de un joven violento, asustado, resguardado y azuzado por el cobijo de una mara, que les disparará en la sien por la más variopinta de las sinrazones, o despertarán con el frío de una navaja hundiéndose en su vientre atravesado por la urgencia monetaria que dicta la dosis de un moribundo drogadicto, que antes fue hijo, quizás también padre. Los cimientos de barro de la normalidad seguirán desmoronándose con la deslocalización de una fábrica y la pérdida de empleo, con la bajada de las pensiones, el aumento de la jornada laboral y la edad de jubilación, con el fin de la cobertura social para millones de campesinos firmada con la ejecutora mano de un anónimo burócrata del Partido Único, ahora amante de la economía de mercado, o con la no renovación del contrato de trabajo por aferrarse a no vender mentiras tras las siglas de un “respetable” medio de comunicación o cualquier otra sacrosanta institución de nuestra ingesta sociedad de la mentira permanente.

Y ante tanta impostura y el tamaño de la tragedia , algunos prefieren, cual bálsamo de penas y conciencias, repetir que no hay nada que hacer, que todas estas calamidades ocurrieron siempre, ocurren y ocurrirán, por lo siglos de los siglos ...

¿Amén?

“La gente normal”, tanto de cerca como de lejos, son en realidad … personas. Los otros, pese a sus esfuerzos, también. No lo olvide nunca.

Nosotros somos más.

* Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez, artista plástico y teórico del socialismo, investigador y creador del Sociorreproduccionismo Prepictórico.

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