domingo, 28 de mayo de 2023

El voto de un socialista sin partido

 

El voto de un socialista sin partido

(Sobre las elecciones locales y regionales en España)

 


Jon E. Illescas *

He votado esta mañana por lo que he considerado el mal menor en mi circunscripción. Para votar con ilusión debería presentarse una opción socialista, ilustrada e internacionalista. Pese a ello y aunque la democracia en el capitalismo es siempre muy limitada, mejor tenerla que padecer su pesada ausencia. En ese sentido, votar para mí siempre ha sido y todavía es, un placer, un orgullo. Así es, porque soy consciente de cuánto se ha luchado para ahora poder depositar nuestro voto en una urna. ¿Qué cosa más sencilla, verdad? Un papelito que cae al fondo de una caja transparente. Sin embargo, ¡cuánto dolor, cuánto sacrificio de hombres y mujeres dignos, de vidas hoy sumidas en el anonimato colectivo que forma la base de nuestra historia!, ¡cuántas no fueron necesarias para poder ejercer esa sencilla acción!

Como los obreros anónimos que a lo largo de los siglos levantaron las grandes obras de la aquitectura universal, tal como denunciaba Bertolt Brecht desde sus versos. ¿Cuántos no pagaron para que hoy nos acerquemos al colegio electoral? Hoy sí nos deleitamos ante la belleza del Taj Mahal, pero olvidamos el trabajo que lo erigió. Recuerdan al emperador y a su esposa favorita, pero nadie indaga sobre las historias de sus trabajadores ni de sus esclavos. ¡Pero aquí ni siquiera somos capaces de apreciar la belleza de la democracia (o lo que queda de ella)! Tampoco lo hacemos cuando vamos al súper con el carrito a hacer la compra de la semana. ¿Pensamos todo el trabajo que hay detrás para que eso sea posible? El fetichismo de la mercancía, que diría un tal Karl Marx.

A lo largo del siglo XIX y principios del XX, las clases dirigentes vieron con preocupación cómo los de abajo conquistaron el sufragio universal. Los nadie, ¡pretendían elegir los destinos de la sociedad en igualdad con los elegidos por la santísima cuna! ¡Valdría lo mismo el voto del señorito terrateniente de distinguido abolengo, del gran capitalista industrial de la gran ciudad que el de su chófer u obrero! Y así hasta hoy. Pero, precisamente por ello, una vez ganado el sufragio universal, son tan importantes los medios y las industrias culturales como herramientas de control social de la élite sobre sus esclavos asalariados, porque con nuestro voto podríamos cambiarlo todo. Por ende, es clave que se aseguren de modelarlo por inducción psicológica diaria para, precisamente, que no cambiemos nada de lo sustancial. Y, por esa razón, nos queda tanto por hacer (entre otras cosas, construir cooperativas e industrias culturales que pugnen por el sentido común y los sueños de las mayorías). Tantísimo por hacer, si queremos vivir en una sociedad donde, en verdad, seamos dueños de nuestros destinos; donde, materialmente, exista algo llamado democracia los 365 días del año.

Quien les escribe siempre votará a la izquierda, sea parlamentaria o no, dependiendo del contexto y las posibilidades. Sí, soy de los que sabe que tenemos el corazón rojo, como el resto de nuestros congéneres más allá de colores de piel e identidades sexuales. Y eso no significa que me sienta orgulloso de esta izquierda ni de aquella otra. Al contrario, estoy muy avergonzado. Y por eso, un servidor que estuvo en la Izquierda Unida y el Partido Comunista de Julio Anguita antes de su fagocitación por Podemos, ya no volverá a estar en ningún partido de corte reformista que pretenda gestionar el capitalismo y no superarlo. Por mucho que esté “a la izquierda del PSOE”. No voy a volver a formar parte de ningún partido que no sea clara y estructuralmente socialista, democrático e internacionalista, totalmente alejado de las nuevas distracciones burguesas del siglo XXI, diseñadas e importadas desde los Estados Unidos, para enfrentarnos y dividirnos (feminismo de consumo, ideología queer, "empoderamiento racial" y/o "Lgtibismo+", etc). No volveré a un partido de extremistas que se creen radicales. Nunca más.

No voy a volver a ser parte de partidos que flirteen con los nacionalismos. No volveré a ser miembro de organizaciones que quieran llegar al poder burgués para acabar decepcionando de nuevo a los trabajadores, o que quieran ganar alcaldías, autonomías o gobiernos donde nada de lo sustancial se puede cambiar por la propia maquinaria supraestatal burguesa. Por un sistema-mundo capitalista que hunde cualquier honesto esfuerzo que se haga en clave nacional para ser independientes del capital o, al menos, “utilizarlo en beneficio de las personas”. Esas fantasías reformistas se tornaron distopía hace tiempo. Peligrosas quimeras que nos llevan a caminos sin salida. Lo peor de los gobiernos de izquierda latinoamericana son clara muestra de ello. También los intentos de países de herencia helénica naufragados en nuestro europeo Mediterráneo. Le duela a quien le duela. Nos duela.

Solo seré parte de un partido que busque quedarse en la oposición local, regional y nacional, legislando a favor de nuestra clase, hasta que seamos mayoría en los países más adelantados y, entonces, demos el paso hacia un gobierno socialista mundial por métodos democráticos desde los nacionales, regionales y locales (simultaneamente, desde la decisión de una nueva Internacional, diversa, sí, pero absolutamente centralizada). Volvamos a lo mejor de Karl y Friedrich.

Aprecio mucho cada segundo de mi vida como para perder el tiempo con partidos-nacionales "tiritas" (reformistas keynesianos o leninistas). Ojalá en un futuro los que queramos construir ese partido socialista, internacionalista, democrático, racionalmente ilustrado, responsable, serio y valiente, seamos suficientes y comencemos la labor. Nuestra especie nos necesita. Tu YouTuber Marxista, el programa de educación marxista que sostengo dentro de la bestia estadounidense de Google/Alphabet mientras me dejen y no construyamos nuestras propias redes, es mi humilde aportación a esa siembra colectiva. Ojalá en un futuro podamos dar pasos mayores.

Así que nada de caras tristes por la situación actual. Entiendo la amargura y la desazón, pero… ¡nos hemos levantado de situaciones mucho peores! ¡Es muy necesario mantener alta la esperanza porque será nuestro combustible hacia el socialismo! ¡No dejad que os la arrebaten! Observemos, con una sonrisa confiada en nuestro futuro, su circo electoral sabiendo que... ¡somos, ni más ni menos, que la última esperanza de nuestra especie! Os mando un abrazo socialista, muy grande, para todos vosotros desde este domingo de elecciones de hegemonía aplastantemente burguesa, donde los socialistas no tenemos partido al que votar, pero hemos de votar para no dejar de serlo.

Publicado el 28 de mayo de 2023

Artículo publicado bajo licencia Creative Commons CC BY-ND, podrá publicarse en cualquier lugar reconociendo su autoría y respetando, íntegramente, su texto y formato.

 

* El autor es Doctor en Sociología y Comunicación, Licenciado en Bellas Artes, profesor y autor del programa Tu YouTuber Marxista. Sus dos últimos libros, publicados en El Viejo Topo (Barcelona), son: Educación tóxica. El imperio de las pantallas y la música dominante en niños y adolescentes (2019) y La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados (2015, 3ª edición de 2018).

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