Dicen que la mente funciona por
asociaciones. Al saber que Cayo volvería a Torrevieja recordé la figura de Cayo
Graco, tribuno que defendió a los sectores populares en la Antigua Roma. Pero
al acordarme de Roma, mi mente se inundó de escenas de una inolvidable película
protagonizaba por Kirk Douglas. Efectivamente, estoy hablando de Espartaco, el gladiador
que junto a otros esclavos se rebeló contra la esclavitud. En la historia real la
rebelión duró dos años en los que derrotaron al ejército romano en seis
ocasiones. A la séptima fueron vencidos y miles de rebeldes fueron crucificados
públicamente para que a ningún esclavo más se le ocurriera rebelarse. Entonces,
¿toda aquella lucha no sirvió para nada? Al contrario, por miedo a otras
rebeliones la clase dirigente permitió avances. Se produjeron reformas legales
que mejoraron la durísima vida de los esclavos. Pero, ¿por qué estos avances
nos saben a tan poco? ¡Porque seguían siendo esclavos! Y hoy la esclavitud, con
razón, nos parece una brutalidad.
En la actualidad los que trabajamos ya no somos esclavos de nuestros
jefes… ¡bueno!, entiéndase, al menos no somos parte de su propiedad como una
silla, un coche o un perro. No nos pueden vender, pero siguen viviendo de
nuestro esfuerzo y la sociedad sigue dividida en clases: ahora capitalistas
contra trabajadores. Pues igual que hoy a
la inmensa mayoría nos parece una brutalidad la vida de un esclavo del mundo
antiguo, en un futuro nos parecerá una
brutalidad la vida de los trabajadores en el mundo actual. Los humanos del
futuro estudiarán horrorizados cómo nos quedamos sin trabajo, sin casa, sin
comida, sin acceso a la educación o a la sanidad por garantizar los beneficios
de las empresas y los bancos de una clase. Afortunadamente no hace falta
visitar ese futuro más evolucionado para horrorizarse. A algunos ya nos parece
una salvajada y por eso estamos aquí reunidos. ¿Servirá de algo nuestra
rebeldía en un presente bárbaro? Por supuesto, los logros del futuro, en nuestra
vida o en la sociedad, se construyen con los peldaños que subimos cada día.
Nosotros no somos, o no
deberíamos ser, como otros partidos de reciente y mediática creación que venden
esperanzas como las empresas venden sus productos en televisión. Les ponen
nuevo envoltorio y dicen “vóteme porque soy más joven y fresco, vóteme y se
acabarán sus problemas”. No. Nosotros sabemos que mientras exista el capitalismo
seguirán existiendo crisis, paro, hambre, guerras y el resto de injusticias que
todos conocemos. Podrán cambiar las caras de los multimillonarios o la de
aquellos políticos que obedientemente les sirven, pero seguirán existiendo clases. La ley
seguirá sonriendo a quien tenga más dinero. El teatro de nuestra sociedad seguirá
llamándose capitalismo y por eso cada día los asalariados irán a trabajar sin
saber si el próximo mes conservarán su puesto en la empresa, si el jefe les
hablará mal, si tendrán que hacer horas extras o si podrán tomarse las
vacaciones que las leyes aseguran garantizarles. En definitiva, seguirá
existiendo la explotación de los trabajadores por el conjunto de la clase
dominante. Seguirán contando más los beneficios de unos pocos que el bienestar
de la mayoría. Y eso no lo cambiará un voto. Ni por Izquierda Unida ni por
nadie.
Sólo cambiará cuando la mayoría
deje de votar a los que venden humo prometiéndonos una vida digna dentro de un
sistema explotador. Del mismo modo que no se puede gestionar el esclavismo para
que los esclavos sean libres, no se puede gestionar el capitalismo para que las
empresas no aplasten los derechos de la mayoría cuando éstos pongan en riesgo
sus beneficios. Votar a los compañeros de Izquierda Unida es un paso necesario
de los muchos que debemos dar para construir una sociedad superior. Pero el
único modo de que las cosas cambien de verdad es que construyamos una sociedad sin
clases, donde el trabajo y sus frutos se repartan entre todos, donde la
tecnología sirva para reducir la jornada laboral y donde la democracia no sea
una extraña que nos visita una vez cada cuatro años. Ese futuro se llama
socialismo y lo sepamos o no, lo construimos desde las luchas del presente,
como los esclavos o los siervos rebeldes construyeron lo mejor de nuestra
sociedad con sus esfuerzos del pasado.
Torrevieja ha sido
tradicionalmente una tierra de pescadores, de trabajadores de la mar que
dejaban el calor de sus hogares para faenar y traer el sustento a casa. Hoy hay
menos pescadores pero siguen existiendo más trabajadores que señoritos. Todos
trabajan duro para sobrevivir con sus familias: camareros, dependientas,
transportistas, limpiadores, profesoras, autónomos, pequeños empresarios y un largo
etcétera. Sin embargo, cuando llegan las elecciones Torrevieja se vuelve de
nuevo un pueblo de pescadores. Muchos quieren pescar votos y otros pocos
quieren pescar futuros pescadores para que a nadie le falten peces. Los que
pescan votos, votos comerán y otros les darán su vil sustento a cambio del
engaño colectivo. Los que enseñan a pescar peces serán los más queridos por el
pueblo.
El futuro socialista no es una
utopía sino un proceso en construcción que se acerca cuando trabajamos para que
cada vez más personas entiendan su necesidad, la compartan y lo traigan al
presente. Cuando salimos a faenar por ese futuro, me gusta saber que voy en un
barco lleno de pescadores que luchan por arribar a una orilla mejor. Así ha
avanzado la humanidad durante siglos. No hay atajos, sólo ilusión y esfuerzo.
No os dejéis engañar por nadie, porque sólo de nuestro trabajo de
concienciación e implicación política podemos esperar frutos. No esperéis que
nadie os resuelva la papeleta invitándoos
a que metáis la suya en la urna. Sois trabajadores, os pasáis la vida
trabajando para otros, no sed ingenuos. ¿Acaso los empresarios hacen vuestro
trabajo en la empresa? ¿Por qué lo van a hacer desde la política? Trabajad por
vuestros sueños y no olvidad quiénes son vuestros compañeros de viaje. Aquí me siento entre compañeros. Por eso este
domingo y cualquiera que venga no votaré por nadie que no lo sea, no votaré por
nadie que no represente a la clase trabajadora. No queremos votos ni peces para
que unos pocos sigan engordando con nuestro sacrificio. Queremos trabajadores y
trabajadoras concienciados, pescadores de futuro. El domingo sólo es un puerto
más de un largo viaje, pero cada puerto cuenta para llegar a nuestro destino.
* El presente artículo fue la
reflexión que realicé al inicio del acto central de campaña en Torrevieja, con
la visita de Cayo Lara al municipio el 20 de mayo de 2015. En el mitin
intervinieron también los siguientes compañeros: Marga Sanz (Coordinadora de
Esquerra Unida País Valencià), Víctor Ferrández (Coordinador de Izquierda Unida
Torrevieja y candidato a la alcaldía) y Esther Barceló (cabeza de lista de EUPV
por la circunscripción de Alicante).
** Jon Juanma es el seudónimo
artístico de Jon E. Illescas Martínez, Licenciado en Bellas Artes y Doctor en
Sociología y Comunicación. Correo: jonjuanma@gmail.com
Blog: http://jonjuanma.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario